364 Clamor en tiempo de aflicción

Salmos 18:4-6 ¨ Me rodearon ligaduras de muerte, Y torrentes de perversidad me atemorizaron. Ligaduras del Seol me rodearon, Me tendieron lazos de muerte. En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, Y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos. ¨

 

Que la paz de Dios sea con todos, que sus misericordias se extiendan sobre nosotros, que bueno es cada día poder separar un tiempo para estudiar la palabra de Dios, y, de esa manera alimentar nuestras almas, sigamos avanzando por el camino de la Salvación, es algo gratificante, porque esa andanza, genera buenos frutos. Compartamos este material con nuestro prójimo, así los ayudaremos mucho.

 

 

Existen momentos terribles que están próximos a acontecer en nuestras vidas, hay ciertos días en que pensamos que las fuerzas del mal se levantaron contra nosotros, el rey David paso por eso, el fue perseguido por Saul, quien trato de quitarle la vida varias veces, pero David comprendio que hay luchas que no debemos enfrentar solos, t ese es un principio que requerimos aprender, a veces pasamos por situaciones tan complicadas, quedamos sin saber que hacer y sin fuerzas para reaccionar, pero en los peores momentos de nuestras vidas, podemos contar con la ayuda de Dios, él no se olvidó de nosotros, y, esta de brazos abiertos para ampararnos, y, darnos libertad, la mayoría de las veces somos muy individualistas, queremos resolver los problemas solos, siendo que tenemos un Dios que nos ama y se preocupa por nosotros, por eso hagamos como David, y, cuando las cuerdas de la muerte nos envuelvan, o, que la puerta de la destrucción toque nuestras puertas, sepamos que en esos momentos podemos clamar a Dios, y, recibir auxilio, provisión, bálsamo para las heridas, para sanarnos física y emocionalmente, Dios sabe todo lo que está pasando, pero el Señor espera que le presentemos nuestro clamor, no importa lo que hayamos enfrentado, lo que requerimos saber es que Dios es más grande que todos los problemas, la oración más sincera es la que hacemos en medio de la angustia, cuando nos derramamos delante de Dios, sin formalidad, declarándole nuestras limitaciones, nuestras debilidades, y, nuestra dependencia,  pero recordemos que Dios todo lo puede y va a obrar en favor de nosotros.

 

 

OREMOS:

 

Padre Adorado, gracias por tu palabra sabia, ayúdanos a seguir haciendo tu voluntad, y, siendo mejores siervos para alabarte. Colocamos nuestras vidas en tus manos. Ayúdanos siempre. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo.

 

Amén

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