28 de Octubre: En el fondo del pozo

Salmos 130:1-2 “De lo profundo, oh Jehová, a ti clamo.¨ –  ¨ Señor, oye mi voz; Estén atentos tus oídos A la voz de mi súplica. ¨

 

 

 

Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz Día, llenos de gozo nos hace sentir el hecho de poder conocer el sabio consejo de Dios, quien quiere lo mejor para nosotros, que estemos en un estado de tranquilidad total, aguardando su venida. Hagamos llegar a otros esta palabra, utilicemos las redes sociales para ello y además toquemos estos mensajes en todas nuestras interacciones cotidianas, son muchas las personas a las que podemos ayudar con este tipo de materiales.

 

 

Este versículo que estudiamos hoy, es un salmo de penitencia, un cantico en que se abre el corazón, y se confiesa delante del Señor nuestras inequidades, tal vez no sea tan difícil admitir que somos pecadores, es fácil usar fundamentos teologicos para decir que nosotros estamos alienados de Dios, como por ejemplo Isaias 59:2, argumentando que nuestros pecados hacen separación entre nosotros y Dios, es fácil decir también que nuestra naturaleza pecaminosa nos aparta del Señor, y que si no la cuidamos podemos perder la vida eterna, pero mirar hacia nuestros corazones y concluir que estamos podridos por dentro a causa de nuestros pecados, es algo poco diferente, la teoría puede ser hasta desagradable, pero ver en la practica lo que nuestro pecado hace en nosotros puede realmente ser doloroso, eso ocurre porque estamos acostumbrados con el mal, esa es la verdad, nuestra mente ella esta cauterizada por nuestros vicios, al punto de muchas veces hacernos cometer actos que no sabemos que son mal, o no nos sentimos mal por hacer realmente eso, muchas veces hemos estado en la situación de que practicamos una cosa equivocada y creemos que no es, eso ocurre porque el verdadero arrepentimiento esta mas alla de nuestras fuerzas, arrepentimiento es tristeza por el pecado, apartarse de el, y mientras no comprendamos como es malo el pecado, y la capacidad de destrucción, no sentiremos la necesidad de apartarnos de él, entonces no habrá arrepentimiento genuino, ni cambio real de vida, si no percibiéramos el grado de maldad del pecado, y cuan mal nos hace, no podremos saber que necesitamos desesperadamente de un Salvador, ese arrepentimiento sincero solo es obtenido por medio de Cristo, y si sentimos un deseo de algo mejor que este mundo en que vivimos, mejor de lo que el mundo puede ofrecer, entonces pidamos a Cristo, para que revele su infinito amor y su pureza, y nos dé para nuestras vidas el verdadero arrepentimiento. El Espíritu Santo es el que vino para darnos esa noción, él vino a convencernos del pecado, es como aquella aguja dolorosa pero que nos salva, el salmista vio como el pecado lo llevo para el fondo del pozo, sintió que no había esperanza para él, para que hoy como hizo el Salmista podamos decir ¨Dios perdona nuestros pecados, ayúdanos a ver el mal de hecho como él es¨, en ese punto nuestro corazón va a quebrarse para la influencia del Espíritu y nosotros vamos a experimentar la verdadera comunión con el Señor.

 

OREMOS:

 

Padre de querido, que tu Espíritu Santo opere en nuestros corazones, que nos ayude a ver la malignidad del pecado, que nos permita apartarnos de él y nos permita seguir haciendo tu voluntad para convertirlos en siervos agradables a ti. Contribuye con nosotros. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amen

Dejar una contestacion