06 de Marzo: El antídoto

Salmos 107:20 “Envió su palabra, y los sanó, Y los libró de su ruina.”

Amados, que el Señor nos bendiga y su paz este con todos. Un día de tranquilidad tendremos hoy sin dudas, si iniciamos nuestro día reflexionando sobre la palabra bíblica y en total cumplimiento a esta, si practicamos este habito continuemos manteniéndolo y si aun no hemos empezado a cultivarlo hagámoslo porque es bastante provechoso para nuestra caminada cristiana, compartamos este material para alcanzar más almas.

 

 

Los días actuales fueron marcados por un acontecimiento que marco al mundo entero y con su furia esa pandemia del CORONAVIRUS ha llevado mucha gente a la muerte, la preocupación se incrementó cuando nos enteramos que los síntomas parecían iguales que cualquier gripe, el miedo a la muerte paso a asolar a todos los habitantes del planeta tierra, al punto de no salir más de sus casas, la biblia nos trae relatos de una enfermedad que de todas las conocidas en el Oriente era la peor de ellas, principalmente por su carácter incurable y contagioso, esta es la lepra, ese temor llenaba de temor a los habitantes de la tierra, entre los judíos era considerada un juicio sobre el pecado siendo por eso llamada el azote o dedo de Dios como si Dios hubiere colocado en determinada persona esa enfermedad, profundamente mortal era símbolo del pecado, lo interesante es que el portador de la lepra era aislado del convivir social y obligado a declarar su padecimiento, cuando eran vistos siempre alguien gritaba INMUNDO, INMUNDO para que las otras personas se apartasen, durante el ministerio terrestre de Jesús él siempre tuvo contacto con leprosos, y su gran objetivo era mostrar que el tenia poder sobre la muerte y una enfermedad que fue fruto de la rebeldía, del descontentamiento, del orgullo, no podía quebrar el amor de Cristo, una epidemia que atravesó varios siglos y por increíble que parezca continua siendo la peor de todas es la epidemia del pecado, por eso ninguna plaga, ninguna peste, ningún virus es tan letal como la enfermedad del pecado, esa epidemia que recayó sobre todo el mundo pudiéndonos quitar la vida no solo en esta tierra sino la vida eterna, pero para esa terrible enfermedad existe un antídoto, el se llama Cristo solo Jesús es capaz de curarnos y librarnos de la muerte, por eso debemos buscarle, aceptémosle como nuestro salvador personal y veremos el milagro ocurrir en nuestras vidas, así seremos liberados de esa terrible enfermedad del pecado, seremos liberados de la muerte porque elegiremos la vida eterna, vamos a hacer esa elección hoy.

 

 

 

OREMOS:

Padre de amor, ayúdanos a mejorar continuamente en todo ámbito de nuestras vidas, queremos glorificarte con nuestros actos y honrarte con los resultados de bendición que se producirán, contribuye con nosotros. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amen

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