03 de Noviembre: Quien jamás perdió

1 Samuel 17:33  ¨ Dijo Saúl a David: No podrás tú ir contra aquel filisteo, para pelear con él; porque tú eres muchacho, y él un hombre de guerra desde su juventud.¨

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Amados, que Dios alcance nuestros corazones en este momento y que la buena obra que inició en nuestras vidas pueda ser completada. Precisamos de mucho tacto para manejar situaciones, pero ciertamente cuando se trata de alejarnos del mal, el movimiento debe ser rápido y radical, evitemos confundirnos en la implementación de cambios, pidámosle al Señor mucha sabiduría para decidir lo correcto y hacer los movimientos adecuados.

 

 

En las competencias oficiales de boxeo, los competidores son organizados por categoría, eso ayuda a equilibrar las luchas, evitando que un luchador mas fuerte se confronte a otro mas débil, en la vida espiritual a diferencia del boxeo no hay organización de combate por categorías, somos constantemente enfrentados por un enemigo mucho mas fuerte que nosotros, David en el texto de hoy vivió eso en su propia piel, su padre le pidió un día, que fuese a visitar a sus hermanos que estaban en guerra, el se levanto temprano, camino larga distancia y al llegar al lugar se encontró con una situación importante, todos los soldados de Israel estaban con miedo, ninguno quería enfrentar al gigante llamado Goliat, David era apenas un muchacho pero conocía bien a Dios, él sabia que Dios no lo desampararía en aquel momento, entonces tomo cinco piedras las coloco en su bolso y con una honda fue a batallar, una batalla que a los ojos humanos era imposible de ser vencida en favor de David, pero no hubo una gran batalla apenas con una piedra David hizo que Goliat cállese, el secreto de la victoria no fue mas que la fe de David,  porque Dios luchaba junto a David, en la vida de todos está la necesidad de enfrentar gigantes o problemas y situaciones que parecen insolucionables, pero Dios esta con nosotros, y no hay situación que el no pueda resolver, asi creamos que la lucha es desleal, no desistamos porque Dios esta con nosotros y el va a vencer. Vamos a colocarnos en las manos de un Dios quien jamas perdió una batalla.

 

 

 

OREMOS:

 

Padre de Amor, colocamos nuestras vidas en tus manos para que nos lleves a una mejor posición, queremos alabarte y glorificarte con todos los actos que realicemos. Contribuye con nosotros. Son las peticiones que, en nombre de Jesucristo, tu hijo hacemos en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amen.

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