Juan 1:19 ¨ Este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron de Jerusalén sacerdotes y levitas para que le preguntasen: ¿Tú, quién eres?¨
La paz de Dios sea con todos. Es un honor estar compartiendo este momento agradable en la presencia de Dios, buscando alimentarnos con el conocimiento de su palabra y nutrirnos de su sabiduría. Este es un habito recomendable y que nos permite mantener el enfoque en la cosas de Dios. Recordemos la enseñanza de Jesús, prevista en el versículo Mateo 6:33.
La predica de Juan Bautista incomodaba a muchos, Juan era firme en su propósito de revelar a los hombres sus pecados y convidarlos a todos al arrepentimiento, todos los que aceptaban eran bautizados en el Rio Jordán, algunos textos atrás dice que los líderes judíos enviaron a sacerdotes y levitas para cuestionar a Juan sobre su identidad, cuando ellos le preguntaron a Juan ¿Quién eres tu?, Juan lo respondió en el verso 20, ¨Confesó, y no negó, sino confesó: Yo no soy el Cristo.¨, entonces ellos continuaron insistiendo, preguntando si el era Elías o algún profeta, así que Juan respondió que no era Elías o algún profeta, los interrogadores de Juan Bautista continuaron diciendo: ¨Decláranos, quien eres tu, danos respuesta para darle un parecer a quienes nos enviaron¨, luego encontramos la respuesta de Juan: ¨Yo soy la voz de quien clama en el desierto¨. Juan se presentó como la voz que clama en el desierto, y nosotros debemos como el presentarnos como lo que somos, todos requerimos tener una identidad bien definida, no somos quien las personas dicen, porque en ocasiones existen falsas expectativas a nuestro respecto, pero no nos preocupemos seamos conscientes de quienes somos, así como Juan Bautista, somos quien Dios dice que somos. Y como Juan somos llamados a anunciar las verdades de quien nos llamó de las tinieblas, para su maravillosa luz, por eso vamos a aprovechar cada oportunidad que tengamos hoy, para anunciar y testimoniar de Jesús a las personas que aún no lo conocen, seamos todos este dia, las voces de Dios.
OREMOS:
Padre Celestial, gracias por tu valiosa enseñanza, que nos ayuda a entender quiénes somos nosotros, y lo que debemos hacer, que en este día podamos ser testigos de las maravillas que realizas en nuestras vidas. Así pedimos, en nombre de Jesucristo.
Amén