1 Samuel 1:10 “ ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente.”
Padre nuestro, que tu gracia y tu paz nos alcance en todo momento, agradecidos estamos por este maravilloso día, la oportunidad especial de compartir tu palabra bendita siempre es valorada por nosotros, deseamos agradarte mediante alabanzas considerando este texto como símbolo para tu glorificación, instrumento con el cual se pretende contribuir a la evangelización de tu pueblo.
Amados, que la paz del Señor esté con todos y seamos siempre bendecidos. En Siló, era el lugar donde Ana adoraba al Señor, allí ella hizo una oración con amargura de alma y hasta lloró, ella era estéril, no podía tener hijos, pero ella coloco su problema en las manos del Señor, Dios escucho esa oración, Ana prometió a Dios que si le daba un hijo varón lo dedicaría a él, así que al año siguiente se manifestó la gracia de Dios, la estéril quedó embarazada y después tuvo un bebé el cual llevó por nombre Samuel, y este niño desde muy joven fue llevado a trabajar junto al sacerdote Elí. En este tiempo el niño comenzó a aprender a oír la voz de Dios, pero el verso nos enseña, que Ana oró y lloró amargamente, de estos acontecimientos podemos percibir que cuando mostramos a Dios nuestros deseos y sentimientos de manera intensa, él está dispuesto a atendernos, así como Dios escuchó a Ana en su oración intensa e hizo a la estéril quedar embarazada y dar a luz, él también quiere oír nuestra intensa oración para atender nuestros pedidos, por que Dios sigue siendo el mismo de siempre. En este sentido, si oramos, si confiamos, si lloramos y colocamos nuestros asuntos en las manos de Dios, él va a atendernos de manera maravillosa y a su tiempo determinado. Recordemos siempre esta historia, tengamos presente el poder de la fe y la oración, como lo hizo Ana quien tuvo a un hijo y fue llena de bendición, además de ayudar al prójimo, debido a que su hijo fue el profeta Samuel.
OREMOS:
Padre amado, gracias por todas las bendiciones que nos otorgas y las que nos seguirás otorgando, gracias especialmente por esta enseñanza sobre el poder de la oración con fe, ayúdanos a continuar cumpliendo tu voluntad, para ser merecedores de tus dádivas y considerados siervos agradables a ti. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amén.