Levitico 19:17-18 ¨No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado.¨-¨ No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo.¨
Padre Adorado, edifica nuestra fe, pues por la fe en tu hijo Jesús, llegaremos a ti. Extiende tu bendición sobre este material para que sirva de semilla que contribuya a transformarse en planta dadora de frutos, cautivando los corazones de las personas que hoy nos nutrimos de tu enseñanza.
Amados, por allí están muchos hermanos que dicen ser obedientes a los mandatos divinos, pero niegan a Dios con sus actitudes de rencor y odio con el resto de su prójimo, aun cuando todos somos expresión de la bendición del padre. Entonces, piensan en vengarse de sus hermanos por cualquier error que ellos hayan cometido, ignorando el hecho de que este sentimiento negativo contamina sus corazones, en lugar, de pensar que para diluir el mal, solo hace falta obrar con el bien. Los versículos de hoy nos revelan, el punto de partida para la convivencia humana, que es la paz que proviene del perdón del pecado y el error, el mismo perdón que promueve el reencuentro entre hermanos, ¿Cuáles son los beneficios que nos traen el odio, el rencor y el aborrecimiento?, cuando conocemos plenamente que el mal se paga con el bien, que el amor vence al odio, que si mantenemos una conducta dentro del camino de la santidad, seremos acreedores del gran tesoro celestial de salvación eterna. En este sentido, amemos a nuestro prójimo como a nosotros mismos, en lugar de alimentar sentimientos negativos que contaminan los corazones.
OREMOS:
Dios y padre nuestro, aun conociendo el hecho de que nos ves con piedad y misericordia, amándonos en toda circunstancia, ayudanos a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, siendo libres de rencores y sentimientos dañinos que logran destruir la convivencia humana, permítenos esparcir tu palabra de amor y hacerla realidad en nuestras vidas. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen
INTERACTUEMOS:
Teniendo conocimiento de la enseñanza expresada en la Biblia sobre el punto en cuestión, cuéntenos lo siguiente:
¿Qué beneficio le trae aplicar esta palabra a su vida?
¿Cree que este conocimiento pudiera contribuir a mejorar sus andanzas por el camino de Dios?
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