Proverbios 16:18 ¨ Al orgullo le sigue la destrucción; a la altanería, el fracaso. ¨
Padre Amado, gracias por el día de hoy, la bendición de permitirnos vivir un nuevo día, ciertamente hoy van a ocurrir acontecimientos diversos que hasta ahora son un desconocidos para nosotros pero que sabemos que a tu lado podremos solucionar del mejor modo posible. Ilumina la vida de todos los lectores que al igual que nosotros contribuyen a esparcir el mensaje y que llevan la palabra a la acción desarrollando actos positivos que te son agradables a fin de honrar tu nombre. Compartimos en este día un versículo importante al igual que muchos otros, para incentivar a la mejoría de las personas.
Amados, el orgullo indudablemente produce resultados negativos, termina alejandonos de seres queridos, creando diversos conflictos, para superar este obstaculo que plantea el orgullo, requerimos poner atención en nuestras reacciones, vamos a dejar de sentirnos ofendidos por cualquier cosa, evitemos la sentirnos superiores a otras personas, es innecesario tener simpre la razón recordemos que como humanos tenemos el derecho de equivocarnos y el deber de corregir nuestros fallos, saber manejar esta condición nos va a permitir tener relaciones mas saludables, las cuales como todo buen cristiano debemos mantener con nuestro projimo, siempre con humildad. Este versiculo contiene un principio importante para tener una mejor vida, el orgullo a la larga trae resultados inconvenientes, es como algún producto que solo puede ser usado en determinadas ocasiones y en pequeñas cantidades, para elevar un poco nuestro autoestima y luego parar o dejar de lado ese orgullo momentos despues, porque con el cuando es usado en demacia nos conduce a la ruina, el precede a la ruina cuando no es controlado o cuando este toma el control sobre nosotros, por tanto como regla general debemos aplicar la humildad en todas nuestras relaciones y clamar a nuestro Dios para que nos permita ser cada vez más humildes y asertivos.
OREMOS:
Dios Querido, gracias por las bendiciones que nos otorgas, queremos consagrar a ti todas nuestras acciones, para que nos ayudes a obrar siempre con humildad, demostrando el caracter propio de un cristiano que cumple tu voluntad y progresivamente te agrada. Son nuestras peticiones, que llenos de fe hacemos en esta oportunidad en nombre de tu hijo Jesucristo, en nombre de quien todo lo concedes.
Amen