03 de Noviembre: Amando al mundo

1 Juan 2:15-17 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. “-“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo. “-“Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. “

 

 

 

 

 

Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz Día, Juntos nuevamente en este camino debemos mantener perseverancia porque dentro de poco aquel que viene llegara sin demora y será el momento esperado por todos, ese tiempo donde vamos a rendir cuentas ante Dios y se definirá nuestro futuro para toda la eternidad. Ahora, ¿Qué acción tomaríamos ante la verdad de que ese futuro podemos garantizarlo en este momento?. Compartamos la palabra y procedamos como se debe según los estamentos y la voluntad de Dios.

 

 

Juan el discípulo amado nos está dando un sabio consejo, para que no amemos al mundo ni a sus cosas porque estas no proceden del Padre, el mundo es temporal pero el Padre celestial y sus promesas cumplidas son para siempre. Las cosas del mundo están ligadas a la satisfacción de nuestra naturaleza pecaminosa, nuestra naturaleza carnal, el Apóstol del amor nos advierte de ese peligro en los versos que acabamos de estudiar, todos nosotros tenemos esa capacidad de amar y fue Dios que coloco eso, pero cuando amamos al mundo, el amor del Padre desaparece, porque no podemos amar a dos Señores, aquí en el texto la palabra mundo se refiere a esa realidad presente de impiedad, de distanciamiento de Dios y desprecio de sus cosas, aquí tenemos las razones por las cuales el amor al mundo sustituye el amor al Padre, primero Juan nos habla de los deseos de la carne eso envuelve a todo aquello que es alimento para nuestra naturaleza pecaminosa, la carne allí es una referencia a la naturaleza tendenciosa al pecado, segundo él nos habla de los deseos de los ojos que significan toda la atracción para el pecado que sentimos según nuestra visión, y tercero una referencia a la soberbia de la vida, al orgullo de la vida, es una manifestación de pretensión, de superioridad, esos deseos carnales que nacen en el corazón ellos son fatales para apartarnos del amor de Dios. Muchas veces se percibe en las iglesias a muchos cristianos que desean seguir a cristo pero siguen apegados al mundo, cuando lo que debería dominar nuestras vidas es el amor de Dios para que nuestras voluntades y deseos, sean usados para servir a nuestros semejantes y para glorificar al Padre Celestial.

 

 

OREMOS:

 

Padre querido, por alertarnos de las cuestiones que pueden desenfocarnos del objetivo de mantener una vida amándote y cumpliendo tu palabra, apóyanos siempre para continuar andando en tus caminos. Es nuestra oración hoy, que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amen.

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