Continuidad en el camino de Dios.

Esta palabra puede ser aplicada a todos los ámbitos del relacionamiento humano, entiéndase aspecto personal, laboral, familiar, entre otros. Dentro de esta línea, mantener continuidad sobre todo en los buenos hábitos es contradictoriamente difícil, a pesar de la alta expectativa inicial, porque representa un desafió mantener el entusiasmo estable en un camino, si no se cuida constantemente dicho aspecto, porque las diversas tentaciones nos inducen al abandono del recto proceder y el enemigo usa miles de trampas.

Pero ello no puede detenernos, porque todo se puede lograr si tomamos en cuenta que quien nos fortalece es nuestro señor, y por ello debemos desarrollar un arduo trabajo por mantener las bendiciones que hemos conseguido, como base para encontrar una mejoría en nuestras vidas. No debemos permitir que factores externos o internos, puedan desenfocarnos de la meta, ya que nuestra prioridad es agradar al señor cuidando de las bendiciones que nos ha otorgado, y mediante esa actitud logramos santificarnos tanto a nosotros como a nuestro prójimo. De lo anterior, se denota la valoración de la salvación que nos ha sido dada.

Dando secuencia a esta línea para obtener esa continuidad en cualquier ámbito necesitamos vencer los ataques del enemigo, a este fin se requiere ir calibrando paulatinamente en el fruto del espíritu, determinado por conductas de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,¨-¨mansedumbre, templanza y trasladar todo ello a nuestras acciones para cumplir nuestros fines en nombre de Jesucristo, cumpliendo la voluntad de Dios.

 

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