Hechos 2:22-24 ¨ Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él, como vosotros mismos sabéis;¨ – ¨ a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole;¨ – ¨ al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.¨
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz día, la paz del Señor se manifestará en nuestras vidas en la medida de que podamos seguir sus disposiciones, en ese sentido cuando logramos cumplir estrictamente sus mandatos recibimos grandes dones y resultados positivos de nuestras acciones, para dar el primer paso en este camino podemos empezar por compartir esta palabra de esperanza con todos nuestros contactos dentro y fuera de la redes sociales, visto a que el propósito de este material es generar nuevos cristianos y hacer que sea más conocida la verdad estipulada en la Biblia.
¿En algún momento nos hemos detenido a pensar sobre quién sería el responsable por la muerte de Jesús?, esa es una pregunta que se repite con mucha frecuencia en los medio Cristianos, algunos dicen que fueron los judíos, otros dicen que fueron los romanos, otros alegan que se trató de una unión entre estado y religión de la época, por lo menos en el texto de hoy encontramos tres posibilidades, los Judíos, Dios y los Romanos, los judíos eran colonia de roma, las colonias tenían cierta autonomía política y religiosa, ellos tenían a su rey que en ese contexto era Herodes, y también tenían su tribunal religioso que era el Sinedrio teniendo como presidente a Caifás, el sumo sacerdote, mientras se mantuvieren a favor del imperio las Colonias vivirían bien, con todo si se revelarán sufrirían mucho con las consecuencias, y muy probablemente una conspiración teniendo como cabeza al líder del organismo, Caifás, culmino con la muerte de Jesús en la Cruz, por detrás de la acciones humanas existía entre tanto un propósito de Dios, la muerte de Jesús al mismo tiempo de ser un acto ideado por los individuos, también fue un auto-sacrificio divino, en la muerte de Jesús hay dos realidades presentes, la responsabilidad humana al decirle no a Dios y el amor de Dios al decir si al hombre, en el fondo todos somos responsables por la muerte de Jesús, porque el murió también por nuestros pecados, con todo él se dejó matar por nosotros, por amarnos demás, entonces ¿Cómo ha sido nuestra relación con Cristo?, ¿Hemos estado próximos o distantes de él?, sepamos que si por ventura estamos diciendo no todos los días para él, él viene hoy a decirnos sí. No fueron los clavos que lo amarraron en la cruz, pero si el amor que el tiene por nosotros y nosotros no podemos resistir a ese amor, así que si nosotros aceptamos a ese amor podremos entender el verdadero sentido de nuestra existencia, el propósito que tenemos aquí. Dios quiere prepararnos para la vida eterna, por eso digamos si para Jesús hoy, y que nuestros corazones se abran para que él pueda habitar.
OREMOS:
Padre querido, muchas gracias porque lo que te sostuvo en la cruz no fueron los clavos, pero si fue el amor porque Dios amo tanto al mundo que dio a su hijo, gracias entonces por esa dadiva, y mediante cristo nosotros obtenemos el perdón y el derecho a la vida eterna, que su gracia nos acompañe hoy. Son las peticiones que en nombre de Cristo te hacemos.
Amen.