2 Reyes 24:8-9 ¨ Joaquín tenía dieciocho años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén. El nombre de su madre era Nehusta, hija de Elnatán, de Jerusalén.¨ – ¨ E hizo lo malo ante los ojos del Señor, conforme a todo lo que había hecho su padre.¨
Amados, que Dios alcance nuestros corazones en este momento y que la buena obra que inició en nuestras vidas pueda ser completada. Saber interpretar las respuestas que la vida nos da, es algo fundamental para mantener comunicación con Dios, en ocasiones las personas con quienes nos rodeamos y las situaciones que vivimos, nos otorgan razones, que nos motivan a tomar decisiones las cuales deben apegarse al mandato bíblico, para que puedan generar bendiciones.
Existen varios dictados populares que tienen la intención de darnos a entender que los hijos son en cierto modo semejantes a sus padres, eso ocurre gracias a las tendencias hereditarias, factores genéticos y la influencia que tenemos del ambiente, ello puede incidir positiva o negativamente en una persona, en el texto de hoy encontramos esa verdad, aquí tenemos al rey Joaquin uno de los reyes de Juda, su padre había sido llevado cautivo a Babilonia, lo que más llama la atención es que Joaquin escogio seguir el mismo camino por el cual anduvo su padre al reinar el territorio, además de hacer lo que era malo a los ojos del Señor, puede ser que existan personas que por las tendencias adquiridas han tomado decisiones o hecho elecciones erradas, y traer como consecuencia mucho sufrimiento. Puede ser que muchas veces debamos postrarnos ante los pies del Señor, por causa de nuestras faltas, nuestros errores, pero no debemos desanimarnos porque nuestra historia no requiere ser definida por las tendencias hereditarias, factores genéticos o influencias ambientales, cultivemos en ella el estudio de la biblia, para que nuestras vidas sean definidas por las enseñanzas de Cristo Jesus, que la vida de nuestro salvador sea nuestra motivación para ser una continuidad de aquello que es bueno, y dejar de ser una continuidad de lo que es mal visto por el Señor. Estemos siguiendo el ejemplo de Jesus, debido a que el puede amenizar o resolver en nuestras vidas todo aquello que nos perturba, con la ayuda del Espiritu Santo nosotros podemos reconstruir una historia diferente a la de nuestros antepasados, siempre que coloquemos las manos en el Señor.
OREMOS:
Padre de Amor, colocamos nuestras vidas en tus manos, queremos obedecer todas tus disposiciones y convertirnos en mejores siervos cada vez más, ayúdanos a construir nuestras vidas de un modo agradable a ti. Son las peticiones que, en nombre de Jesucristo, tu hijo hacemos en nombre de quien todo lo concedes.
Amen.