11 de Noviembre:  Dios constante

Hageo 1:6 ¨ Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto.¨

 

Amados, que Dios alcance nuestros corazones en este momento y que la buena obra que inició en nuestras vidas pueda ser completada. Las misericordias de Dios se renuevan cada día, llenarnos del estudio de la palabra nos fortalece y permite colocarnos en una posición de receptores de las bendiciones otorgadas por Dios.

 

 

Podemos recoger, pero muchas veces agarramos menos de lo que plantamos, tenemos salario pero no alcanza hasta el final de mes, nosotros quizá nos vestimos pero no conseguimos calentarnos. ¿Cuantas veces hemos tenido esa experiencia?. Quiza muchas o pocas. Parece que ganamos mas, la inflación esta controlada, los intereses son bajos, pero de igual modo no esta sirviendo de nada, porque no alcanzan las ganancias, esas cosas ocurren porque necesitamos de Dios, en el comienzo, el medio y el final, hay un dictado que establece que ¨Lo poco con Dios es mucho y lo mucho sin Dios es nada¨. Es exactamente eso, hay personas que ganan mucho dinero y aun asi no consiguen terminar el mes, están siempre en rojo, pero hay personas que reciben poco pero con una correcta administración y sin deudas, logran maravillas. ¿Cuál es la diferencia?. La diferencia no es solo una cuestión presupuestaria, sino que cuando la persona coloca a Dios en su vida, el multiplica los recursos, asi fue con el pueblo de Israel, pasaron cuarenta años en el desierto y las sandalias no envejecían, la ropa no envejecia, el alimento era adecuado, el agua no faltaba, tenían todo lo requerido para sustentarse, porque cuando Dios esta en nuestra historia, podemos descansar, sin importar cuanto recibimos porque Dios multiplica, de una manera absoluta y linda para todos sus hijos.

 

 

 

OREMOS:

 

Padre de Amor, con poco o mucho, queremos Señor colocarte en nuestra historia, otorganos las facultades necesarias para obtener bendición y glorificarte con nuestros actos. Son las peticiones que, en nombre de Jesucristo, tu hijo hacemos en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amen.

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