Juan 19:14-16 ¨ Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey! ¨ – ¨ Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César. ¨ – ¨ Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron. ¨
La paz del Señor sea con todos. Es un gran placer estar todos reunidos aquí, para meditar en la palabra de Dios, porque esta palabra nos prepara para recibir bendiciones y para bendecir a nuestro prójimo, para así acercarlos al camino de la Salvación. Recordemos la enseñanza de Jesús, indicada en el versículo Mateo 6:33.
Dios se siente mal cuando somos egoístas, vamos a verlo en la historia del Edén, cuando nuestros primeros padres Adán y Eva, cometieron el pecado, ese ato separo al hombre de Dios, esa separación podía ser eterna, pero Dios tomo las medidas para resolver el problema del pecado, Jesús vendría a esta tierra a pagar el precio de nuestros errores y pecados, y a restablecer nuestra comunión con el creador, al Jesús dejar su trono en las cortes celestiales y convertirse en uno de nosotros el vino a demostrar cuanto nos amaba, vino a darnos una segunda oportunidad de vida eterna, pero ¿Cómo las personas reaccionan a esta dadiva?. En este texto bíblico que encabeza este material, se relata la historia donde el pueblo ante las palabras de Pilatos, pidieron que Jesús fuera crucificado, sin duda eso causo un dolor muy grande en el corazón de Dios, mientras tanto, muchas veces somos como esa multitud, quizá no estemos gritando como ellos lo hicieron, pero nuestra indiferencia, al amor de Dios, a su sacrificio, a sus promesas, es como si estuviéremos gritando incluso estando en silencio, vamos a reflexionar en eso, nosotros realmente no pertenecemos a esa multitud, Dios todos los días ha actuado en nuestro favor, todo el cielo trabaja en función de nuestra salvación, y nosotros no podemos reaccionar amargamente a las invitaciones de Dios, para dejarlo habitar en nuestro corazón, nosotros precisamos seguir fielmente sus disposiciones para tener una mejor vida, y evitar ignorar esos llamados, porque cuando los ignoramos con esa actitud estamos diciendo: ¨Fuera Jesús, no te queremos aquí¨.
OREMOS:
Padre Celestial, condúcenos por el buen camino, ayúdanos a tomar las decisiones correctas, para hacer las elecciones correctas, conseguir en tu palabra la enseñanza adecuada para poder glorificarte con nuestros actos ajustados al cumplimiento de tu voluntad.. Son las peticiones que en nombre de Jesucristo, hacemos hoy.
Amen.