288 El cordero de Dios

Juan 1:29 ¨El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.¨

 

Que la Paz de Dios sea con todos, que las ricas bendiciones del cielo estén siendo derramadas sobre todos, continuemos obedeciendo a la voluntad de Dios pues ello es necesario y útil para nuestra caminata y progreso en la salvación. Difundamos este material, para que la bendición llegue a nuestro prójimo.

 

 

Para cualquier israelitas que asistían al templo, eran comunes los sacrificios realizados en ese lugar, y con la historia del antiguo testamento esa historia era fácil de comprender, Abran había confiado en un Dios que proveería para si mismo un cordero para el holocausto, y el Señor ofreció un animal para ser sacrificado en lugar de Isaac, allá en Egipto el cordero fue muerto por los israelitas como símbolo de su libertad, de la esclavitud del pecado, por eso se instituyo la Pascua, posteriormente cuando fue ofrecido servicio en el Santuario dos corderos deberían ser sacrificados en el altar, cada día, uno de mañana y otro en la tarde. Uno a las 9 de la mañana y otro a las 3 de la tarde, esos sacrificios eran símbolos del Mesías que vendría, que fue llevado al matadero, a ser sacrificado por amor. Porque sobre el cayo la inequidad de todos nosotros, por eso al presentar a Jesús como el cordero de Dios que quita el pecado del mundo, Juan bautista, estaba revelando la naturaleza de la muerte de Jesús, durante su ministerio Jesús anuncio su muerte, aunque fuese difícil para los discípulos entender, porque el debía morir, pero gradualmente Jesús explico el propósito de su muerte, Juan escribió que nadie tiene mas amor que este, de dar la vida por los amigos, aunque ellos no entendían ni aceptaban, ese sacrificio, en la Cruz, Jesús derramo su sangre en favor de la humanidad, ahora en señal de agradecimiento, la humanidad debería seguirle en su ejemplo de obediencia al Padre.

 

 

OREMOS:

 

Padre de amor, ayúdanos a ser obedientes a tu palabra, a cumplir tu voluntad y a calificarnos como siervos merecedores de tus dadivas. Peticiones que te hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amen.

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