Juan 8:34 ¨ Jesús les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado.¨
Amado que la paz del Señor este con todos y seamos siempre bendecidos. Muchas personas no valoran las cosas que tienen, quizá tienen una casa pero como tiene ciertos desperfectos se molestan y quisieran otra casa, ¿Que diría el que no tiene casa? Algunos pueden comer tres veces al día pero están inconformes porque en las tres oportunidades comen lo mismo, ¿Que diría el hambriento?. Otros tienen trabajo pero se molestan porque tienen que esforzarse mucho o por cualquier causa, ¿Que diría el desempleado?. Debemos agradecer a Dios por todas las bendiciones que nos ha dado, en lugar de quejarnos por cualquier cosa, vamos a alabar y a tratar de hacer lo mejor posible para el cuidado de las bendiciones que nos otorga, popularmente se dice que: ¨Quien no cuida lo que tiene, a pedir se queda¨, pero lo importante de todo esto es agradecer y preservar porque ello nos coloca en una postura de nuevos receptores de bendición.
Nadie consigue jugar con el pecado y luego retirarse de él, aceptemos o no, el pecado siempre deja una huella imborrable, hasta nos impone una cadena que aunque no la percibamos ella nos mantiene atados hasta darnos nuestro merecido impacto, la profundidad de los lazos que el pecado usa para envolvernos son realmente fuertes, por eso Jesus declaro que una verdad necesitaba estar establecida para nosotros, se refiere a que ¨Quien peca, es esclavo del pecado y sus consecuencias¨ a veces estamos enviciados en algo, pudiera ser el alcohol, las ganancias fáciles, la avaricia profunda, la mezquindad pronunciada, la hipocresía con las personas y otros tipos de vicios que constituyen o llevan al pecado, pero lo increíble es que estas personas se empeñan en negar que el pecado influye directamente en sus vidas, cuando realmente les ataca de una manera inminente, pero hay una buena noticia, es que hay perdón para ese individuo, ese perdón lo tiene nuestro Dios, solo hace falta que el individuo se arrepienta y no peque más, María Magdalena fue ejemplo de esto, muchos ciudadanos la juzgaron pero aquellos que la condenaron al final no le lanzaron ni una piedra, como lo establecía la ley de Moisés, debido a que todos ellos también eran pecadores.
Padre de amor, ayúdanos a tener en cuenta la historia de María Magdalena, arrepentirnos de nuestros pecados y comprometernos a no volver a pecar, este proceso puede ser difícil porque son conductas que hemos repetido en el tiempo, pero consideramos que, si las cortamos de raíz y las olvidamos por siempre, podremos lidiar con ellas y seguir adelante en el camino de salvación. Nosotros queremos reiterar nuestro compromiso por ser mejores siervos y agradarte en todo momento. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo por quien todo lo concedes.
Amen.