Efesios 4:1-2 “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados,“ – “con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, “
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz Día, que el amor de Dios nuestro Padre, que la gracia del Espíritu Santo y la consolación de este, estén con nosotros hoy y todos los días de nuestras vidas, para que podamos tener una vida de paz, alegría y esperanza en el Señor, pese a todo lo malo que ocurre con nosotros pero lo importante de todo es que nuestra miradas este fijamente colocada en el Señor y en el cumplir sus mandatos de la manera en que lo ha previsto. Compartamos esta palabra para cumplir con el mandato de amor al prójimo, porque cuando compartimos este material y llegamos a más personas y lugares, estamos formando una corriente de bien, llevando esperanza a nuestros semejantes y haciendo un aporte a la obra de Dios, llevando a más almas a sus caminos.
Pablo se dice el prisionero del Señor porque era aquel que estaba sufriendo por ser un misionero, un predicador del evangelio, expresaba en la carta que pedía que se viviera de manera digna de la vocación a que fueron llamados, de que se viviera a la altura de ese llamado extraordinario que Dios ha hecho y por eso el apóstol Pablo les invita a ser humildes, mansos, que tengan longanimidad, esta última palabra se refiere a tener animo extenso, una gran paciencia y el nos dice más, invitándonos a soportarnos unos a los otros en amor, y el amor como sabemos es la esencia de la vida cristiana. Las virtudes espirituales, los frutos y acciones del Espíritu Santo, surgen en nosotros como resultado de esa relación entre Dios y nosotros, los seres humanos. El secreto para vivir sirviendo a los otros es el amor de Dios en nuestras vidas, ello nos llena de humildad, mansedumbre, longanimidad, y buenas características, que nos convierten en siervos bienaventurados producto de ese compartir, esas virtudes son signos indicativos de la presencia del Espiritu Santo en nosotros, y con todo el amor de Dios es el elemento que nos hace humildes por ante Dios y los otros, la mansedumbre es la manifestación de la justicia de Dios, colocando suavidad en nuestras palabras, acciones, y hasta en nuestra manera de pensar. La longanimidad es la capacidad de soportar adversidades y calamidades, sin perder el ánimo, eso principalmente en beneficio de los otros. Finalmente el verso habla de la capacidad de soportarnos unos a los otros en amor, el secreto de la vida en todas nuestras relaciones en general , el secreto para buenas relaciones es el amor a Dios, y precisamos tratar bien a todo el mundo, incluyéndonos a nosotros mismos porque somos manifestaciones del amor de Dios, cuando Dios es lo primero en nuestras vidas, todo en nosotros se llena de amor y por esa gratitud resultante de tal sentimiento nuestras vidas se llenan de la capacidad de servir, es por eso que cuando miramos a Dios por la fe genuina, conseguimos mirar a las personas con los ojos de Dios, y en ese punto nuestros semejantes no son más nuestros adversarios u opositores, porque cuando miramos a los otros con los ojos de Dios, los otros se convierten en nuestros hermanos, nuestros compañeros, amigos de caminada, nosotros miramos a las personas con la intención de levantarlas, de ayudarlas, de fortalecerlas, de bendecirlas y no de vencerlas o destruirlas, que estas virtudes cristianas lindas estén en nuestros corazones y nuestras mentes, que sean parte de nuestro estilo de obrar, actuando así demostramos la presencia de Dios en nuestras vidas. Para que siendo bendecidos de esa manera por Dios, logremos compartir esas bendiciones con nuestro prójimo.
OREMOS:
Padre querido, tu sondas los corazones y conoces de todas las cosas, muchas veces nos avergonzamos porque percibimos que no tenemos que carecemos de ciertas virtudes y por el contrario actuamos de forma incorrecta, pero precisamos buscarte más para que esas virtudes de humildad, paciencia, mansedumbre, longanimidad y otras necesarias se manifiesten en nosotros, para que podamos mostrar en el mundo tu presencia en nuestras vidas, con el objetivo de bendecir a otros, dar buen ejemplo y llevar más almas a tus caminos de esperanza. Contribuye con nosotros cada día para alcanzar el objetivo, de ser más semejantes a Cristo, en la obediencia que mostro a tus ordenanzas. Es nuestra oración hoy, que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.
Amen.