17 de Octubre: Cúrame Señor

Salmos 6:1-2 “Jehová, no me reprendas en tu enojo,  Ni me castigues con tu ira. ¨ – ¨ Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo; Sáname, oh Jehová, porque mis huesos se estremecen. ¨

 

 

 

Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Un día nuevo comienza, ya para comenzar bien, vamos a buscar a el Señor, es posible que muchos lean este material en la tarde o en la noche, inclusive tres veces al día, lo importante es que lo busquemos y hagamos su voluntad. Compartamos la palabra de bendición con nuestro prójimo, en todas nuestras interacciones.

 

 

 

Nuestro problema es que creemos que podemos soportar nuestras angustias solos, a veces solo orgullosas e incapacitadas para reconocer, nuestros errores y debilidades, al final muchos piensan que si dieran su brazo a torcer ellos pudieran perder su autoridad, la reputación, muchos piensan así. Por eso el miedo de reconocer debilidades y errores, es por esa razón que tantas personas se están hundiendo en la depresión, teniendo un espíritu abatido, la angustia causada por ese tipo de orgullo de no querer dar el brazo a torcer, no reconocer debilidades, puede causar diversas enfermedades, entre ellas cáncer. Es por eso que David decía que sus huesos estaban estremecidos, quizá su salud estaba comprometida, pero la biblia es clara al decir que el Espíritu abatido hace secar los huesos,  esa es una de las realidades que la palabra enseña, es posible que David allá escrito este salmo a causa de algún pecado cometido, el hecho es que David estaba sintiendo el peso de la ira, el peso del furor de Dios, precisamos entender hoy una cosa, cuando estamos hablando de Dios, ira y furor no son descontrol emocional, como si lo son para nosotros, como para nosotros que en la rabia hacemos y decimos locuras, y luego nos arrepentimos, pero la ira de Dios no es asi, sino la manifestación de sus juicios, contra aquel que insiste en pecar, cuando la ley es aplicada contra el infractor, es por eso que en unos versos mas adelante, David suplica que lo salve por su gracia, Dios entristece cuando desobedecemos su ley y escogemos al pecado,  por eso el nos retira su protección, y nos hace recoger los frutos de nuestro error, esa es la manifestación de la justicia de Dios, y al dejar a Dios afuera de nuestras elecciones en la vida, como muchos acostumbran a hacer, ciertamente vamos a recoger las consecuencias de nuestros errores, podemos escoger, desilusión, estrés, enfermedades, angustías, y castigo, quizá es por eso que muchos ahora se sienten muy cansados, ¿Sera que Dios ha ocupado un lugar de prioridad en la vida de esas personas?. Parece que no, porque ellas intentan solas resolver sus problemas, en esa línea requerimos reconocer que todos tenemos limites, requerimos reconocer nuestro pecado, requerimos arrepentirnos, y con sinceridad mirar a Dios, hay mucha gente que dice: ¨Padre, perdona mis pecados¨, es lo mismo que decir ¨Disculpa, allí o cualquier cosa¨,  pero así no funciona, porque tenemos que hacer como hizo David y confesar nuestras faltas, suplicar a Dios por perdón, por misericordia, es de eso que requerimos, necesitamos pedir que Dios nos sane, que Dios nos libre de los vicios, de las opresiones, que él libre nuestra alma de la muerte, y cuando pidamos eso, Dios va a responder nuestra oración como hizo con David, y cuando la tentación venga podremos apartarnos, porque el Señor oyó nuestro lamento, el Señor acogió nuestras suplicas, es eso de lo que David nos habla en la secuencia de ese salmo. Antes de comenzar el día, reconozcamos nuestros limites y busquemos a Dios, él no va a esconder el rostro, de una alma que suplica con sinceridad.

 

OREMOS:

 

Padre querido, en este momento queremos reconocer nuestras debilidades, nuestra necesidad de ti, queremos suplicarte que seas nuestra fuerza, nuestro auxilio. Queremos ser humildes pero mejorar cada vez en nuestra caminada Cristiana, hacer tu voluntad y convertirnos en merecedores de tus dadivas de salvación para agradarte y glorificarte., es nuestra oración hoy, que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amen.

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