06 de Octubre: Señales de parada

Romanos 7:7 ¨ ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.¨

 

Hoy es un nuevo día para agradecer a Dios por todas sus bondades, pero también es un día para alabarle de todas las maneras posibles, que bueno que uno de los modos que hemos seleccionado para llevar esta alabanza, es dedicando un tiempo a alimentarnos de su palabra, para salir a practicar su voluntad y a predicar el evangelio, ese rumbo es el correcto, además cumplamos con llevarle este material a nuestro prójimo que requiere de esta bendición.

 

 

 

La ley es una de las mejores cosas que hay, un símbolo del amor de Dios que indica un limite entre lo que debemos hacer y lo que no debemos hacer para permanecer en el camino de la salvación, siguiendo el ejemplo de obediencia que mostro Jesús, y así nosotros poder llegar a Dios. La gran batalla entre Cristo y el Diablo, está basada en que el enemigo quiere destruir las señales de la venida de Cristo, mientras Cristo quiere cuidarlas, la ley de Dios posee una serie de señales para esperanza y protección de los seres humanos, eliminar cualquiera de ella significa tragedia y ruina, en el camino de la vida pueden ser vistos inválidos, heridos, enfermos y muertos, que se encuentran en esa condición, existe otro grupo que se ha retirado intencionalmente las señales de protección, y en consecuencia sufre demás, muchas veces han sido oídos predicadores que dicen que la eterna ley de Dios fue clavada en la cruz, el texto bíblico de hoy responde que no, enfáticamente dice que no es así, los diez mandamientos son una ley de vida y no una ley de muerte, para los que obedecen a ella, la función de los mandamientos es guardar y preservar, precisamos rechazar decididamente todo y cualquier intento por debilitar la ley, de Dios, nunca debemos permitir que nuestra influencia este de lado de quienes combaten la ley de Dios, de palabra y corazón, David sufrio terriblemente cuando desprecio los mandamientos de Dios, y perjudico a mucha gente que estaba sobre su influencia, la vida del Rey David habría sido mejor si se hubiera acordado de las palabras del Salmo 119:97-98 ¨ ¡Oh, cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, Porque siempre están conmigo.¨, oremos como ora el salmista, cumplamos con la ley de Dios, hagamos su voluntad, solo cosas buenas y bendiciones llegaran a nuestras vidas, porque las pruebas y las adversidades en ocasiones son necesarias para purificarnos y perfeccionarnos del mismo modo que acontece con el diamante.

 

 

 

OREMOS

Padre amado, mantennos siempre andando por el camino a la salvación, crea en nosotros el deseo por cada vez obrar para agradarte. Peticiones que te hacemos en nombre de Jesucristo.

 

Amen

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