1 Crónicas 16:35 “ Y decid: Sálvanos, oh Dios, salvación nuestra; Recógenos, y líbranos de las naciones, Para que confesemos tu santo nombre,”
Padre nuestro, que tu gracia y tu paz nos alcance en todo momento, agradecidos estamos por este maravilloso día, la oportunidad especial de compartir tu palabra bendita siempre es valorada por nosotros, deseamos agradarte mediante alabanzas considerando este texto como símbolo para tu glorificación, instrumento con el cual se pretende contribuir a la evangelización de tu pueblo.
Amados, que la paz del Señor esté con todos y seamos siempre bendecidos. Requerimos aprender aclamar a Dios, a pedir de forma insistente, pero entendamos esto no es que si fuéremos molestos el Señor va a oírnos, nuestra relación no es como la de un niño llorón en un supermercado pidiendo un dulce y que se lo compramos para que se quede tranquilo, pero esto no funciona así con Dios, allí necesitamos perseverar ello es otra historia que se refiere a entregarnos en cuerpo y alma mostrando dolor profundo al señor en esa relación le mostramos nuestras debilidades y limitaciones, así que él nos atiende, cuando le mostramos nuestros grandes temores, haciéndolo actuar en nuestra existencia de manera maravillosa, encontrando soluciones tremendas a nuestras situaciones ocasionando una respuesta sobrenatural, nunca olvidemos que Dios tiene muchas maneras de actuar en nuestras vidas, él encuentra soluciones donde el ser humano es incapaz de encontrarlas, de esa manera aquello que es insoluble para el hombre, Dios puede solucionarlo con simplicidad, porque él todo lo puede. Ahora bien, necesitamos permanecer calmados, estar tranquilos, recordando que después de la tormenta llega la calma, hay miles de historias en la biblia que reflejan el poder de la fe, y la importancia de la oración para contar con el favor del Padre, pero la historia de Ana la madre del profeta, tiene gran importancia porque nos permite percibir como algo que parecía insoluble tuvo su solución en el tiempo exacto, como consecuencia de la fe en Dios.
OREMOS:
Padre amado,colocamos nuestras vidas en tus manos, para que tomes el control total de nuestros asuntos, acepta nuestros pedidos, nuestro clamor, ayúdanos a estar calmados ante las adversidades y manteniendo la perseverancia en la oración. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amén.