Jeremías 4:14 ¨Lava tu corazón de maldad, oh Jerusalén, para que seas salva. ¿Hasta cuándo permitirás en medio de ti los pensamientos de iniquidad?¨
Padre Celestial, te damos gracias por la persona que ahora está atendiendo a la lectura de la palabra, y compartiendo en esta hora, la revelación que nos has hecho mediante el análisis de tus dictados. Permite también, que las ideas que integran el texto, promuevan maravillosamente la satisfacción de necesidades personales de alimento espiritual, que incentivan al cambio.
Amados, son varias las personas quienes andan en los caminos del señor careciendo de la respuesta a sus peticiones, y ellas se preguntan sobre el motivo por el cual la bendición ha tardado tanto en llegar a sus vidas, lo que ocurre es que con dificultad va a crecer algo bueno donde aún no se ha erradicado totalmente el mal. En el versículo bajo estudio, nuestro Padre, reconoce que existen aun miembros de su pueblo que siguen atados por las inmundicias mundanas, razón por la cual nos invita a despejarnos de todas aquellas cuestiones que nos alejen del camino a la salvación, ello se refiere a los pensamientos negativos entre otros impulsos que despiertan sentimientos insanos en nuestro interior y que nos llevan a caer en el abismo del pecado, esta cadena nos hace decrecer en nuestra búsqueda de salvación, por tanto para recibir la bendición necesitamos parar de actuar en forma contraria a la voluntad del Padre, intentando más bien ser ejemplo de conducta en todo lugar donde nos encontremos, demostrando que somos herederos del reino de los cielos y merecedores de las dadivas que Dios nos tiene preparadas.
OREMOS:
Bendito seas Señor, creemos en la promesa según establece tu palabra, permítenos construir una vida de Bendiciones, haciendo alabanzas para tu gloria, siempre estando apegados a ti, siguiendo tu instrucción con la paz que profesas, en ti confiamos y sabemos que harás lo requerido para bendecirnos en gran manera y lograr vencer a esta prueba. Escucha nuestras suplicas y concédelas en nombre de Jesucristo tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.
Amen.
INTERACTUEMOS:
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