Una corriente de bendición

 04 de Octubre: El pago nuestra deuda

Isaías 53:10 ¨ Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada.¨

 

Amados, que Dios alcance nuestros corazones en este momento y que la buena obra que inició en nuestras vidas pueda ser completada. Este día iniciemos con este consejo: conservemos la calma ante las diversas situaciones. la noche puede ser oscura y fría pero con certeza llegara la clara y calurosa mañana.

 

 

¿Cómo nos sentiríamos si ahora mismo recibiésemos un comunicado del banco informando que en nuestra cuenta hay un depósito de un millón de dólares? O ¿Cómo reaccionaríamos si descubriésemos que esa deuda que nos era difícil pagar, ya fue pagada por alguien?, ciertamente en ambos casos nos sentiríamos felices, es exactamente lo que este verso de hoy quiere decirnos, se refiere a que nuestra deuda, que contrajimos a causa del pecado ya fue pagada, porque el pecado es la más grande deuda que la humanidad tiene o ha tenido y jamás tendremos por nuestra propia cuenta capacidad de pagarla, entonces Dios coloco nuestra deuda sobre los hombros de Jesús, el nos libero de tal deuda con el acto desarrollado en la cruz del calvario, el cual tiene una gran magnitud, lo cual significa que Jesús se convirtió en un sustituto o portador de nuestros pecados, asi que todas las veces que pecamos y pedimos perdón nuestra culpabilidad recae sobre el, por eso nosotros no somos tratados como merecemos porque el asumió ese lugar y nos salvó, así que Dios nos considera y trata mejor otorgándonos perdón, esto es maravilloso, pero esto ocurre solo si aceptamos a Jesús como nuestro salvador universal, vamos a experimentar esa salvación que el cielo ofrece aceptando a Jesús como nuestro salvador personal. Recordemos que cuando nosotros lo aceptamos somos salvos por su justicia.

 

 

 

OREMOS:

 

Padre de Amor, ayúdanos a comportarnos de manera adecuada, apegándonos a tus mandatos para mejorar continuamente y a ganar almas a tus caminos. Son las peticiones que, en nombre de Jesucristo, tu hijo hacemos en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amen.

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