Cuando sufrimos aflicciones, vemos el camino nublado, parece que la respuesta oportuna no va a llegar, nos enfocamos en el problema y no en las soluciones. La palabra en uno de sus versículos, nos indica que debemos decirle al problema que Dios puede resolverlo, que reprendamos a los actos de maldad en nombre de Jesús, que no tengamos miedo porque con el Señor no hay imposibles, en ejercicio de fe, estamos reaccionando del modo acertado. Ahora, ten presente que las percepciones preconcebidas crean obstáculos, cuestión contraria a esa libertad y bienestar que Dios desea observar en nuestra cotidianidad. El individuo tiene la capacidad de aceptar o rechazar las condiciones que pueden perturbarlo, también el don de Dios de darnos la capacidad de decidir y el deseo de prosperar. Mi querido, deja de complicarte, haz todas las cosas que lleguen a tu mano de manera simple, continua avanzando, y glorifica el nombre del Señor con el actuar simple, pero con perseverancia, pues en el momento justo, se convertirán en una grande bendición para todos.