Salmos 6:6-7 ¨ Me he consumido a fuerza de gemir; Todas las noches inundo de llanto mi lecho, Riego mi cama con mis lágrimas.¨- ¨ Mis ojos están gastados de sufrir; Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores. ¨
Padre Adorado, saber que nos encontramos en tu presencia cuando estamos reunidos en torno a tu palabra, nos otorga una serenidad plena, la cual nos renueva de energía para hacer frente a un nuevo dia donde bendecidos por ti, obtendremos victorias, conocemos que te agradas por la ayuda mutua y el compartir, por tal motivo llevamos tu mensaje de esperanza mediante este material con el cual se pretende ganar muchas almas perdidas para que ingresen a tu camino de salvación, por esta razón nosotros continuamos compartiendo por las redes sociales y en nuestra cotidianidad, el mensaje con el que nos bendices cada vez.
Amados, con certeza al comenzar nutriendo nuestra relación con Dios cada día, nuestros corazones se llenan de esperanza, buenas perspectivas, optimismo, buen ánimo, sonrisas y alegría para dar a todos, esa disposición es reflejo de estar en comunión con Dios, así existan problemas, angustias, dificultades tenemos que observar el lado bueno de la vida, eso hace parte de la andanza por el camino de la salvación, todos tenemos naturalmente situaciones adversas que enfrentar, pero cuando entregamos el control de todo a Dios, en ese exacto momento todo empieza a mejorar. Los versículos bajo estudio relatan un momento de depresión en la vida de David, donde este individuo lloraba bastante a causa del dolor que existía en su corazón, porque él había servido al rey Saul y a su ejército de la mejor manera posible, y contradictoriamente estaba siendo perseguido por el rey y sus amigos a quienes tanto amaba, David lloro, y se desesperó, pero entrego su vida al padre, de ese modo el se convirtió en un hombre conforme al corazón de Dios, busquemos de Dios, para ser mas semejantes a Jesus y tener un corazón donde el padre habite.
OREMOS:
Querido padre, ten misericordia de nosotros en los momentos mas oscuros, y difíciles de nuestra vida, que nuestro corazón, nuestra mente, puedan buscarte a cada instante. Así pedimos, en nombre de Jesucristo tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.
Amen.