Levítico 16:14-16 “Tomará luego de la sangre del becerro, y la rociará con su dedo hacia el propiciatorio al lado oriental; hacia el propiciatorio esparcirá con su dedo siete veces de aquella sangre. Después degollará el macho cabrío en expiación por el pecado del pueblo, y llevará la sangre detrás del velo adentro, y hará de la sangre como hizo con la sangre del becerro, y la esparcirá sobre el propiciatorio y delante del propiciatorio. Así purificará el santuario, a causa de las impurezas de los hijos de Israel, de sus rebeliones y de todos sus pecados; de la misma manera hará también al tabernáculo de reunión, el cual reside entre ellos en medio de sus impurezas. “
Amados, que la Paz de Dios sea con todos. Es una bendición estar reunidos compartiendo esta linda palabra de Dios, la cual busca dotarnos de una mejor visión del mundo, proporcionándonos nuevas maneras de proceder, y, brindar un buen ejemplo al prójimo, que necesita de una luz para progresar hacia una mejor vida, andando el camino de la salvación. Contribuyamos con nuestros semejantes difundiendo este material.
En el libro de Levítico, se establecen algunos castigos impuestos a quienes eran desobedientes a Dios, muchos padres utilizan los castigos para corregir el mal comportamiento, pero los castigos pueden funcionar, o, no, esto depende de distintos factores. Los castigos nacen de la desobediencia, por no cumplir, sus mandamientos, pero la lista de las penalidades no termina en el verso dieciséis, el repertorio tiene secuencia hasta el verso treinta y nueve, y, la sensación que se tiene con los castigos, es que ellos van quedando cada vez peores, más severos, todavía es importante recordar, que entre un castigo, y, otro, es repetida la frase, ¨Si aun con esto no me oyen¨, ese tipo de sentencias o frases, que indican un si, como una especie de condición, expresan o explican, el real objeto de Dios, en llevar siempre al arrepentimiento, mediante la pena, para que exista un cambio en la conducta, y, una mejora en el comportamiento, aunque sean muchas las penalidades, para aquellos que desobedecieran, en cada pena, queda clara, la actuación de un Dios de amor, que corrige, para el bien de sus hijos, y allí si verificamos desde el verso cuarenta al cuarenta y cuatro, esta declarado que si el pueblo se arrepintiera, de sus malos caminos, independientemente de cuan lejos ellos hubieran ido, Dios se acordaría de su alianza, el dolor muchas veces es el factor que impulsa, al pecador a entender sus errores, y, regresar para el camino de la luz, se establece en Apocalipsis 3:19, lo siguiente: ¨ Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete.¨, Dios disciplina a los que ama, la corrección de Dios es un acto de amor, las consecuencias de la desobediencia, pueden dañar pero son una invitación al arrepentimiento, y, la reconciliación con Dios, debemos ser agradecidos por la disciplina de Dios, porque sin ella andaríamos en el camino de la perdición, sin derecho a retorno, posiblemente hayamos andado esos caminos difíciles, y, quizá tenido problemas familiares, financieros, y, demás, pero entendamos que el dolor puede ser la oportunidad para que Dios nos muestre donde fallamos y así cambiar nuestro camino, aceptemos la corrección divina pues ella es hecha con amor, recordemos que Dios nos reprende y nos disciplina, muchas veces, porque él nos ama, y, todo lo que quiere es mejorar nuestras vidas. Alejémonos del pecado, y, hagamos la voluntad de Dios.
OREMOS:
Padre Amado, condúcenos para siempre hacer tu voluntad, y, agradarte con nuestros actos, declaramos también que aceptamos tu corrección, porque lo haces por amor, para indicarnos nuestros errores, y, mejorarnos constantemente. Contribuye con nosotros. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen