Salmos 91:9 ¨ Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza, Al Altísimo por tu habitación,¨
Amados, es grato reencontrarnos en este espacio de la web, para reflexionar un poco más sobre la palabra de un Dios, que nos ama, y, hace muchas cosas por nosotros, vamos a agradecer a esa dedicación manteniéndonos activos en la práctica de la voluntad de Dios en nuestras vidas, para que seamos siervos agradables, y, proporcionemos al prójimo, un buen ejemplo. Diseminemos este material, para bendecir a más personas, en más lugares.
A propósito de este versículo, es bueno hacernos la siguiente pregunta: ¿Nuestra casa es un hogar?, un hogar no es simplemente una construcción de techo, y, paredes, un hogar no es vivir con unas personas, un hogar es un lugar de descanso, y afecto, de un grupo familiar, donde se desarrollan las actividades propias de la familia, donde se siente refugiada. La base de la sociedad es la familia, ese es un concepto que extrapola a la propia biblia, la ciencia comprueba la importancia de una base familiar saludable, y segura para un pleno desarrollo humano, parte de los mayores problemas de la sociedad resultan ser frutos de familiar, y, hogares desestructurados, disfuncionales, donde hay hijos que no honran, ni respetan a sus padres, y padres que no aman ni cuidan a sus hijos como es debido, parejas que no cultivan buenas relaciones, y demás faltas de amor. Hablar de familia no siempre es fácil, la familia puede ser sinónimo de alegría, de paz, o, también de tristeza, remordimiento, y, todo gira en torno de nuestras decisiones, prioridades, y, principios. Las familias son todas diferentes, tienen un estilo propio, pero la biblia nos trae un lindo mensaje sobre este tema, y se trata del versículo que encabeza este material. Dios es el refugio y fortaleza, él es la verdadera morada, no como las nuestras donde problemas e incertezas son posibilidades, en Dios tenemos la base firme, e, inquebrantable, para construir hogares fuertes y saludables, si queremos convertir nuestras casas, en un hogar, la soluciones solo una, hagamos del altísimo, nuestra morada, ciertamente cuando el Señor sea nuestra morada, cuando el fuera nuestra prioridad, la base de nuestros principios, y, el centro de nuestras vidas, y, de nuestra familia, alegremente clamaremos como el salmista ¨El Señor es mi refugio, Dios es mi hogar¨.
OREMOS:
Padre amado, gracias por tus enseñanzas, gracias por bendecir nuestros hogares, para que continúen siendo lugares para el óptimo desarrollo de nuestras cualidades de bien, y, en ellos podamos compartir amor, con nuestros seres queridos. Favorécenos siempre. Peticiones que hacemos en nombre de Jesús.
Amen.