Salmos 91:1-2 ¨El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.¨ – ¨Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en quien confiaré.¨
La paz de Dios sea con todos. Mantengámonos bendecidos, considerando el mandato de Dios, estudiando, meditando, obrando, alabando y glorificando a nuestro Dios, el simple hecho de separar un tiempo para atender sus orientaciones, es indicativo de que vamos por buen camino. Contribuyamos a bendecir a nuestro adorado prójimo.
La verdad es que nosotros siempre buscamos un refugio en el abrigo del altísimo, que es un lugar seguro donde podemos enfrentar las diversas circunstancias de la vida, en estos días son tantas las tormentas, que a veces, tenemos que aceptar que en ocasiones, la voluntad de desalentarnos, es una realidad, sin embargo, el texto es claro en decir que solo aquellos que están abrigados en el altísimo esos pueden declarar que Dios es su refugio y fortaleza, por lo que nace una pregunta: ¿En quién confiamos? o ¿Dónde está nuestra fortaleza?, ¿Sera que confiamos en las cosas materiales que tenemos y en la influencia que tenemos sobre la sociedad?. El rey David decidió hacer del Altísimo su protección, el lugar donde esta en mayor seguridad, todas las cosas son temporales y lo único que es eterno, es Dios y sus promesas. Muchos niños juegan ¨Tocaito¨, ese es un juego donde todos los niños corren porque hay uno de los niños que tiene la misión de tocar a cualquier otro, para pasarle la obligación de buscar a quien tocar, pero existía un lugar donde no se podía tocar a nadie y ese lugar era ¨La base¨, que era un sitio donde si alguien tocaba a otro, no pasaba nada. Atendiendo a este ejemplo, Dios es nuestra ¨BASE¨, nuestro refugio, y si experimentamos momentos difíciles, donde nos provoca huir, todo los tiempos de adversidad, podemos ir a ese lugar, porque en ese refugio encontraremos paz y seguridad, porque Dios cuida de nosotros, sin embargo, el lugar seguro para nosotros, el lugar de descanso, precisa ser cuidado, amado, delicado, dejemos que Dios cuide de nosotros, el desea ser ese lugar de fortaleza y refugio para nosotros, aceptemos esta propuesta e invitación a cumplir su voluntad, a seguir a Jesús, eso nos va a permitir tener días mejores.
OREMOS
Padre Amado, gracias por tu valiosa enseñanza, por tu agradable invitación, permítenos ser mejores siervos y agradarte con nuestros actos, pues esperamos y deseamos alabarte con nuestras vidas. Apóyanos siempre. Así pedimos en nombre de Jesucristo.
Amén