Juan 11:1-3 ¨Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana ¨ – ¨(María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume y le enjuago los pies con sus cabellos) ¨ – ¨Enviaron, pues, a las hermanas a decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo ¨
La paz del Señor sea con todos. Gracias Padre Celestial por honrarnos este día, y alimentarnos con tu maravillosa palabra, pues esta enseñanza nos bendice de gran manera, por eso queremos expresar nuestro agrado de continuar estos estudios, meditaciones y reflexiones, para andar por el camino de la bondad, así podemos honrarte y glorificarte. Vamos a compartir este mensaje por todos los medios y así somos todos invitados a hacerlo, para amenizar la vida de nuestro prójimo y demostrarles nuestro amor.
Lázaro y sus hermanas Marta y María, vivían en una aldea llamada Betania, y quedaba a más o menos, cinco kilómetros de Jerusalén, la biblia deja claro que esta era una familia próxima de Jesús, y que Jesús se hospedaba en la casa de ellos todas las veces que venía a Jerusalén, nosotros podemos entender las palabras de María y Marta, que fueron enviadas a Jesús cuando dijeron que el hermano de ellas, Lázaro, no estaba bien de salud, ellas estaban hablando de un amigo próximo, en realidad estas palabras denotan más un pedido, que un comunicado, la verdad ellas estaban pidiéndole a Jesús curar a Lázaro de su grave enfermedad, en la mente de Marta y María, Jesús tenía que seguir un proceso, después de oír sus palabras, él debería parar con todo lo que estuviera haciendo debería dirigirse a la ciudad de Betania, a donde estaba Lázaro, hacer una oración por él, imponer sus manos y operar el milagro. Pero, un detalle era que Jesús debía ir lo más rápido posible porque el estado de salud de Lázaro ya era gravísimo, pero Jesús no fue de inmediato, el demoro dos días para ir allá, el pedido era con urgencia pero la respuesta fue tardía, percibamos que en ocasiones cuando oramos a Dios queremos que nuestras oraciones sean respondidas de inmediato, principalmente cuando consideramos la situación gravísima, clamamos por un milagro y esperamos que el ocurra de inmediato, deseamos que nuestra oración sea respondida tan pronto como terminemos de orar, esperamos unos pocos segundos y exigimos una respuesta relámpago de Dios, pero aunque muchas situaciones sean respondidas de inmediato por Dios, no siempre el actúa de esa manera, nosotros debemos entender que Dios nos responde, pero no en nuestro tiempo, sino en su tiempo. Muchas veces vamos a orar y no queremos esperar. El salmista comprendió la importancia de la espera, cuando él dice en Salmos 5:3 ¨ Oh Jehová, de mañana oirás mi voz, de mañana me presentare delante de ti y esperare ¨. Así que necesitamos aprender a esperar, requerimos saber tener calma y presentar nuestras peticiones de manera agradable, porque él nos ama y quiere que estemos calmados teniendo fe.
OREMOS:
Padre Querido, ayúdanos a desarrollar el habito de orar, confiar y esperar en tus manos, tu siempre cumples con nosotros y queremos agradecerte por todo lo que haces en nuestro favor. Contribuye con nosotros. Peticiones que te hacemos en nombre de Jesucristo.
Amen