Isaías 53:5 “Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. “
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz Día, que la gracia y la paz recaigan sobre nosotros y nuestras familias, como siempre es un placer estar reunidos aquí, para ser alimentados por los consejos de la palabra de Dios, siguiendo estos lograremos crecer espiritualmente y hacer en nuestras vidas la voluntad de Dios, eso es importante porque nos permite dar el buen ejemplo.
El profeta Isaías escribió el verso que estudiamos hoy, él vivió cerca de siete siglos antes de Cristo, pero con todo él es conocido como profeta evangélico o profeta mesiánico, porque de todos los profetas del antiguo testamento, Isaías fue el que más hablo sobre Cristo, el Mesías, su vida, su obra de sacrificio y de entrega es un hecho que nos debe llevar a la reflexión profunda. Jesús sufrió castigo para que tuviésemos paz, el que no merecía sufrir, sufrió en nuestro lugar, el fue traspasado a causa de nuestras transgresiones. Transgresión significa violación de un principio, desobediencia a un precepto, la inequidad viene antes de la transgresión, es una etapa donde el corazón y el pensamiento se encuentran antes de pecar por el acto, antes del acto pecaminoso, por ejemplo orgullo, envidia, rabia, codicia, son cosas que crean un estado de inequidad, de pecado en el corazón y la mente. Seguro conocemos la historia del rey David, un hombre magnifico pero en un determinado día, el vio a una mujer bonita y allí en la terraza de su palacio, su corazón se llenó de inequidad, y después el mando a buscarla y adultero con ella, o sea, cometió el acto pecaminoso. Jesús fue traspasado, magullado, para ofrecernos la cura, la restauración y la paz. La restauración física y la paz espiritual, solo son posibles porque Cristo pago la pena de nuestro pecado en la cruz, en ocasiones es difícil entender como ese sacrificio de sustitución ocurrió, pero la fe en Dios es la que nos hace alcanzar la gracia del calvario. Nuestro texto habla de que por la muerte de Jesús nuestra naturaleza caída, depravada por el pecado, puede ser renovada, restaurada, esa paz que emana del calvario, es mucho más que ausencia de conflicto, es la paz de Dios que supera el entendimiento humano, alabado sea el Señor, porque nuestro Señor Jesucristo, fue traspasado por causa de nuestros pecados, el castigo que nos trae la paz estaba sobre el, y por su sacrificio fuimos sanados. Sea bendito el nombre del Señor, recibamos esta gracia y esta bendición. Tengamos a Jesucristo como nuestro salvador personal, confesemos eso ante los hombres, y ante Dios, y sigamos en la certeza de que por medio de Jesucristo, nuestros pecados son perdonados. Nuestras heridas son curadas y nos tornamos aptos para el reino de los cielos.
OREMOS:
Amado Padre Celestial, es hora de glorificar tu nombre, porque por medio del Señor Jesucristo, aquel que fue traspasado por causa de nuestras transgresiones, fuimos justificados y nuestro pecado fue pagado, para que se restaurará el vínculo que todos tenemos contigo, líbranos del mal y permítenos cumplir tu voluntad porque queremos agradarte. Así pedimos en nombre de Jesús.
Amen.