1 Pedro 3:15 ¨ sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros;¨
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz día, conservemos la tranquilidad en medio de las tormentas, tengamos fe y en nuestras vidas cosas maravillosas ocurrirán, si por casualidad alguna cosa necesita de ser ajustada, Dios nos dará la capacidad para realizar de forma apropiada este ajuste.
¿Qué viene a nuestras mentes al escuchar la palabra ¨Santidad¨?, para el diccionario es la cualidad o virtud de ser santo, santo es aquel que sirve a un fin sagrado, en la biblia santo es algo que fue separado por Dios, en el texto de hoy podemos observar una condición que nos es colocada, si quisiéramos estar preparados para responder a cualquier persona que quisiera saber más respecto a la esperanza que nosotros tenemos, la condición para eso es santificar a Cristo, como Señor en nuestros corazones, pero ¿Qué significa eso?, entonces el propio Pedro nos explica lo que es tener a Cristo santificado, como señor de nuestro corazón finalmente sed todos de buen ánimo, compadecidos fraternalmente, amigos humildes, no pagando mal por mal, sino bendiciendo pues para esto fuimos llamados a fin de recibir tolerancia pues quien quiere amar a la vida y ver días felices tiene que refrenar la lengua del mal y evitar que los labios hablen dolorosamente, entonces tener a Jesus santificado en nuestros corazones es permitir que el desarrolle en nosotros las características de su carácter, es tener una conducta que busque imitar la conducta de Cristo, y el corazón representa al fuente de los deseos, los sentimientos, de las decisiones, los pensamientos y el propio Jesús dice que el corazón humano no es naturalmente bueno, entonces si quisiéramos que nuestro corazón sea un territorio santo Cristo necesita ser el Señor de él. ¿Quién ha sido Señor de nuestros deseos, de nuestras voluntades?, ¿Quién controla nuestros corazones?.
OREMOS:
Padre querido, gracias por tu sabia instrucción en este dia, tu palabra siempre nos trae recomendaciones valiosas que nos llevan hacia la bendición, queremos hacer tu voluntad y posicionarnos como siervos agradables a ti. Son las peticiones que en nombre de Cristo te hacemos hoy.
Amen.