Salmos 3:7 “Levántate, Jehová; sálvame, Dios mío;
Porque tú heriste a todos mis enemigos en la mejilla;
Los dientes de los perversos quebrantaste.¨
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Mantener la firmeza en las disposiciones fijadas por Dios, es positivo ya que va a ayudarnos a tener mejor calidad de vida, por eso es necesario crear diariamente el habito de estudiar este tipo de materiales todos los días si posible antes de salir a nuestras actividades cotidianas.
¿Hemos oído hablar de los salmos imprecatorios?, la palabra imprecatorio implica o denota un deseo de que algo de mal suceda a una persona o cosa, una plaga o una maldición, en la tradición cristiana el libro de las oraciones del antiguo Israel recibió el nombre de Salmos y ese nombre de Salmos indica oraciones de forma de recitación poética, es decir, oraciones cantadas con acompañamiento de instrumentos musicales, esas oraciones pudieron ser hechas en forma de lamentaciones y suplicas, en el texto de hoy nosotros tenemos una oración muy interesante. ¿Ya imaginamos a David orando a Dios y pidiendo para ser librado de sus enemigos?, fue exactamente eso que estaba pidiendo el salmista, el contexto del Salmo tres se dio cuando David huía de Absalón su propio hijo, por causa del golpe de estado que el había promovido contra el padre, en la primera estrofa desde el verso dos al cuatro, David relata la miseria de ser agredido por muchos, porque los opositores con sus palabras, intentan aislarlo y desesperarlo, con todo lo que prevalece finalmente en la conclusión de la historia es la confianza en el Dios que lo protege, en la segunda estrofa que son los versos desde el cinco al siete David habla sobre Dios y relata su experiencia de haber sido atendido por el Señor, y finaliza proclamando la salvación. Probablemente hemos orado y nos hemos desilusionado por pensar que Dios nos olvidó, pero el va a responder en el momento justo y de la manera necesaria, seguro él nos protegerá y salvara.
OREMOS:
Padre de amor, colocamos nuestras vidas en tus manos para que nos protejas, defiendas, ilumines y proveas de las condiciones necesarias para obtener victoria en todas las áreas de nuestras vidas. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen