Apocalipsis 1:12 “Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro,¨
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Así estemos pasando la situación que sea, si nos mantenemos apegados a Dios y cumpliendo con su voluntad, vamos a estar bien, porque sus disposiciones están previstas para que podamos mejorar nuestra calidad de vida y llegar a la salvación. Compartamos este mensaje.
¿Cuál es la reacción al reencontrarnos con un ser amado que desde hace tiempo no vemos?, ¿Alegria o Ansiedad?, ¿Logramos reconocer a la persona a primera vista?, ya había pasado mucho tiempo desde que Juan y Jesus se habían visto, por lo menos mas de sesenta, Juan todavía era joven cuando tuvo su encuentro inicial con Jesus, pero en luego de sesenta años el era un señor de edad, un punto interesante es que al referirnos a Apocalipsis lo que viene a nuestra mente es destrucción, sin embargo la palabra quiere decir revelación, asi que la visión de Juan fue de una persona que había cambiado mucho desde la ultima vez que se vieron, en el texto de hoy tenemos la visión de Cristo glorificado, en el mundo antiguo el cabello blanco representaba sabiduría, experiencia, ojos llenos de fuego indicaban omnisciencia y pies como broce pulido estabilidad y fuerza, y la voz como voz de muchas aguas, es el símbolo de la voz de Dios, después de décadas sin verse Jesus aparece para Juan, en los momentos mas difíciles de su vida, y aparece para garantizar a el y a su pueblo de que no los había abandonado, pero los estaba tomando en la palma de sus manos, entendamos que los momentos mas difíciles de nuestras vidas son aquellos en que podemos recibir las mayores revelaciones de Jesus, la presencia de problemas no significa ausencia de Dios, él promete estar con nosotros en medio de los problemas.
OREMOS:
Padre de amor, gracias por tu fidelidad, nosotros queremos permanecer a tu lado, cumpliendo tu voluntad y siendo mejores siervos cada vez. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen