31 de Agosto: Elías y su depresión

1 Reyes 18:36-39 ¨ Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios!¨

 

Amados, un día más para recibir el dulce amor de Dios, vamos a servirle con toda nuestra buena voluntad, atendamos a sus mandatos, y, brindemos un buen ejemplo al prójimo, para llevar más almas a los caminos de salvación. Continuemos obrando bien, haciendo la voluntad de Dios, avanzando, y, compartiendo este material.

 

 

Estos versos de hoy nos recuerdan a Elías un profeta que vivió, para servir a Dios y realizo muchos milagros, en el nombre de Jesús, su papel fue fundamental en el periodo de decadencia moral y espiritual de Israel, el pueblo de Dios se entregó al paganismo, olvidando los principios del Señor, por causa del rey del momento, el texto bíblico nos habla de la historia de cómo el rey Elías, demostró que el Dios de Israel, es el verdadero Dios, ante aquel pueblo, y, los adoradores de aquel pueblo, adoradores de un falso Dios, adoraban a Baal. El contexto es la disputa entre Elías y los falsos profetas para ver quién podría hacer bajar fuego del cielo, para consumir un sacrificio. Elías oro al Señor, pidiéndole que él se revelara con Dios verdadero ante el pueblo, él sabía que era importante que la gente reconociera la soberanía y la grandeza de Dios, entonces, el Señor respondió a la oración de Elías, y, un fuego bajo del cielo, y, consumió el sacrificio, además de madera y demás, entonces, el pueblo al ver eso, reconoció que el Señor, es verdaderamente Dios,  y, la biblia dice que ellos adoraron al Señor en aquel momento. A pesar de su gran intimidad con Dios, Elías enfrento momentos difíciles, de debilidad, y, desesperación. Ese valiente hombre de Dios, que enfrentaba a un reinado tiránico, profetas con los más diversos rituales malignos, el sintió miedo soledad, y, enfrento la depresión humana, sin embargo, el señor, siempre lo acompaño y lo favoreció para continuar, y, Dios se le apareció a Elías, en Oreb, en una montaña sagrada, en la península del Sinaí, donde Moisés se había encontrado también con Dios, muchos siglos antes, Dios le pregunto a Elías: ¿Qué estás haciendo allí?, y, Elías respondió que estaba con miedo de sentirse solo en su lucha contra el culto pagano, Dios se manifestó de tres formas diferentes, primero por medio del viento fuerte, luego quebraba rocas por medio de un terremoto, y, finalmente, mediante el fuego. Sin embargo, Dios no encontró a Dios en esas manifestaciones, y, curiosamente cuando el fuego, el viento, y, el terremoto cesaron, fue que Elías escucho una suave voz,  que era la voz de Dios, esa experiencia nos muestra que Dios no siempre está presente en cosas grandiosas y espectaculares, pero muchas veces en cosas simples y sutiles, en Elías encontramos coraje e indignación, para combatir la mentira, y, el error, pero al mismo tiempo, encontramos conexión con nuestro lado débil y temeroso, porque el gran profeta sintió miedo, y, soledad, Elías encontró refugio y poder en Dios, y, finalmente fue llevado al cielo, y, la vida de Elías, fue de valentía, y nos anime en nuestras batallas, y, que Dios, sea nuestro refugio siempre, vamos a confiar el Dios, eso vale la pena.

 

 

 

OREMOS

 

Amado Padre, así como apoyaste, fortaleciste y apoyaste a Elías en sus momentos de angustia y depresión, ayúdanos a nosotros para poder superar cualquier obstáculo que se nos presente, que podamos avanzar así exista depresión, angustia, o, cualquier estado de ánimo negativo, ya que queremos glorificarte con los resultados obtenidos en cada acto. Apóyanos siempre. Así pedimos hoy, en nombre de Jesucristo.

 

Amen.

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