Eclesiastes 7:1 ¨Mejor es la buena fama que el buen unguento; y mejor el día de la muerte que el día del nacimiento.¨
Padre Adorado, edifica nuestra fe, pues por la fe en tu hijo Jesús, llegaremos a ti. Extiende tu bendición sobre este material para que sirva de semilla que contribuya a transformarse en planta dadora de frutos, cautivando los corazones de las personas que hoy nos nutrimos de tu enseñanza. Gracias por aquellos que cada dia deciden unirse a esta causa exparciendo en mensaje mediante este tipo de materiales por todas las redes sociales.
Amados, el amor que pasamos a tener por nuestros hijos es el mayor amor del mundo, antes de tener hijos logramos conocer otra clase de amores como los del noviazgo, amistades entre otros, pero el amor que se siente hacia los hijos es incomparables, es un amor especial, pues es puro, lindo, el cual nos ayuda a entender el amor que Dios tiene por nosotros, porque el escogio llamarnos como hijos, por tanto el nos ama asi seamos grandes pecadores, asi estemos lejos de sus caminos, asi lo negemos, el continua siendo nuestro padre. El versiculo de hoy, nos hace referencia a que mejor que cualquier ganancia lo mejor es nuestra buena fama, esta reputación implica que cuando las personas piensan en nosotros, les vienen a la mente gratos recuerdos, indicativos de honestidad e integridad, esa reputación debe hacer a los otros recordar la calma, la tranquilidad y la rectitud de nuestros procederes, para que estos sean semejantes a los de Jesus, nosotros requerimos tener en el corazon la buena fama que precede a cualquier cosa, porque cuando la colocamos en nuestros corazones los caminos se nos abren, las puertas se abren y vamos comprendiendo mejor los planes que Dios tiene para cada uno de nosotros.
OREMOS:
Dios amado, dotanos de buena fama y no apenas apariencia de esta, para que podamos desarrollar de manera mas apropiada las acciones dirigidas a honrarte y glorificarte, para conseguir la mas grande bendicion que consiste en hacer tu voluntad. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen