Juan 1:11-12 “A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. “ – “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; “
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz Día, que alegría es poder saludar este día compartiendo un nuevo estudio bíblico sobre la palabra de Dios, estas reflexiones ayudan a muchas personas diariamente, en muchos aspectos de sus vidas, pero hay uno muy importante relacionado a la salud mental, y es que leer este tipo de materiales ayuda a la salud del autoestima, por eso en ciertos lugares estos textos se han denominado como conservas de amor y esperanza, hoy la invitación es que compartamos esta conserva de amor y esperanza con todo nuestro prójimo por diversos medios.
Juan está diciendo aquí que Cristo vino a buscar a la humanidad perdida, él se hizo carne y hábito entre nosotros, el dio su vida en la cruz para que pudiéramos ser rescatados de la condenación del pecado, ese texto no habla apenas de la venida de Cristo, el no habla de que Cristo vino a buscar a aquellos que eran suyos, pero este texto habla de dos grupos de personas, primero nos habla de las personas que no lo recibieron, porque cuando Cristo vino, muchos lo rechazaron, cuando el anduvo en este mundo predicando, curando, enseñando, realizando maravillas, eran sus hijos las criaturas creadas con sus manos, pero esos hijos no reconocieron a Jesús, esas personas rechazaron a Jesucristo y sus enseñanzas, su estilo de vida, su sacrificio, su muerte en la cruz, todo fue rechazado, rechazaron la dadiva de la redención y de la salvación, el mayor don que Dios puede dar al ser humano, ellos vieron a Dios pero no lo reconocieron, escucharon su voz pero no entendieron, se encontraron con la vida pero no percibieron, y ni le quisieron recibir para sí, pero la buena noticia es que este texto también habla de personas que recibieron a Cristo como salvador, a estas personas Dios dio el poder de ser hecho sus hijos, la palabra griega utilizada para poder, significa un derecho adquirido, eso quiere decir que todos aquellos que creen en Cristo como salvador personal, que lo reciben, tienen ahora un derecho adquirido, de ser nuevamente hijos de Dios, y el abismo que el pecado creo entre nosotros y Dios, él es deshecho, por eso nosotros requerimos confiar en Cristo, nosotros somos de él, nosotros le pertenecemos, y hoy él nos ofrece la dadiva de la salvación y de la redención, y además de la vida eterna, hoy tenemos el privilegio de aceptarlo como Señor de nuestras vidas, y aquellos que hacen eso pueden tener certeza de que todos sus pecados serán perdonados y que por medio de él, seremos recibidos en la familia de Dios como hijos, miembros de la familia celestial, eso es extraordinario. Cristo nos garantiza la entrada en la ciudad santa por las puertas, para vivir una vida eterna en la presencia del Señor, aceptemos hoy a Jesús como nuestro salvador.
OREMOS:
Padre querido, gracias por amarnos tanto, por el sacrificio de Jesús en la cruz para liberarnos del pecado, queremos glorificarte con nuestros actos, honrar tu nombre. Es nuestra oración hoy, que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.
Amen.