2 Reyes 2:21-22 ¨ Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad. ¨-¨ Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo. ¨
Padre Amado, agradecemos por tu misericordia, por tu sabiduria y estos principios eternos que tienen el potencial de transformar vidas hacia un nivel mayor de bendicion, en esta hora llenos de gozo continuamos llevando tu palabra mediante esta via, con el objeto de agradarte y glorificarte, ademas buscamos ganar almas a tus caminos para hacer de este mundo un lugar mejor.
Amados, consideremos siempre que tener fe y perseverancia, nos acercará cada vez mas a la victoria, lo importante es andar por el buen camino en compañia de Dios, haciendo las cosas bien, obedeciendo como es debido los mandamientos del padre. Estos versiculos de hoy, estan referidos a la visita de Eliseo a Jerico, el cual era un hermoso lugar donde posiblemente se podia desarrollar la agricultura, pero existia una dificultad relacionada a que las tierras y el agua eran de mala calidad, sin embargo Eliseo actuando en nombre de Dios, entro en acción colocando sal a las aguas y haciendo la declaracion que el padre habia ordenado, para que este lugar fuera restaurado, y se pudieran crear las condiciones para la mejora de la calidad de vida de sus habitantes. Ahora veamos que, Eliseo, actuo con obediencia al padre y restauro aquel lugar, en la actualidad nosotros somos llamados a restaurar nuestras vidas, las vidas de otros y contribuir a que todos puedan conocer la verdad biblica, utilizando la sal del evangelio, cuando hablamos de sal nos referimos a aquel condimento que otorga sabor a la vida, esa cualidad de rectitud que debe tener el cristiano, ser integros, reflejos de la gracia de Dios la cual se manifiesta a diario en nuestras vidas, entonces, vamos a hacer el bien y continuar actuando conforme a los mandatos de Dios, seamos la sal restauradora en nuestras vidas y las vidas de nuestro projimo.
OREMOS:
Padre de bondad, ante todo proveenos de esa paz interior tan importante para asumir de manera correcta las situaciones de la vida, queremos ser reflejos de tu gracia, actuando con cualidades que reflejen tranquilidad, sabiduria, paz, amor al projimo, para poder continuar restaurando vidas a fin de glorificarte y alabarte. Así pedimos, en nombre de Jesucristo tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.
Amen.