2 Corintios 3:17-18 ¨ Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.¨ – ¨ Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.¨
Señor todopoderoso, agradecemos por permitirnos otra vez compartir tu palabra bendita, indicando aplicaciones a la realidad actual, sobre cada versículo que compone la sagrada biblia, extiende tu gracia y bendición sobre el texto en desarrollo para que cumpla con los fines evangelizadores previstos.
Amados, que la paz del Señor esté con todos y seamos siempre bendecidos. Continuando con nuestro estudio bíblico sobre las cualidades que nos ayudarán a madurar espiritualmente, denominado el CRECIMIENTO EN CRISTO, hoy corresponde comentar sobre el primer escalón referido a la Justificación, la palabra Justificación y Perdón son la misma cosa, entonces vamos a trabajar con perdón que es el momento en el cual somos liberados de la culpa del pecado en nuestras vidas, es cuando el Espíritu Santo comienza a trabajar en nuestros corazones haciéndonos entender la gravedad del pecado y la importancia de entregar nuestras vidas a Jesús, así cuando entregamos nuestras vidas a Jesús no somos culpable sino arrepentidos del pecado cometido, el pecado puede seguir existiendo pero nosotros hemos sido librados de este, ciertamente todos somos pecadores, y carecemos de la gloria y gracia de Dios, pero ese momento de entrega a Jesús marca un momento importante en nuestras vidas, una transición de tinieblas a la luz, es como si tuviéremos una gran deuda con los bancos, una deuda que supera nuestra capacidad de pago y de pronto el gerente del banco nos llama diciendo que nuestra deuda fue saldada por alguien que nos ama mucho, nosotros no sabemos quién fue que pago, pero sentimos un gran alivio y agradecimiento que quisiéramos buscar a esa persona y darle un gesto de amor. Así más o menos ocurre con nosotros porque somos pecadores y tenemos una gran deuda con Dios, pero Jesús pago esa deuda por nosotros y ahora nos puede guiar a encontrarnos con Dios y sentir todo el amor que nos tiene.
OREMOS:
Padre Amado, ayúdanos a cumplir estrictamente tus mandatos, a obedecer de manera integra tu mandato, para hacer tu voluntad y convertirnos en siervos agradables a ti. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen