Marcos 10:17 ¨ Al salir él para seguir su camino, vino uno corriendo, e hincando la rodilla delante de él, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?¨
Señor agradecemos el privilegio de intentar tocar corazones por medio de tu palabra, permite que esta interpretación contribuya a direccionar del modo apropiado las conductas de aquellos a quienes va dirigido este mensaje. Atendamos a esta palabra, pues es obra de Dios para que seamos capaces de conocer el texto que en esta oportunidad compartimos y logremos aplicarlo a nuestras vidas.
Amados, quien hace la diferencia en nuestras vidas es Jesús, él está con nosotros por eso no necesitamos temer, cierto que todos tenemos problemas, pero Jesús nos sustenta, el sustenta lo insustentable, el coloca firmes y resistentes a quienes no pueden mantenerse de pie, el los abraza para levantarlos, por eso no nos desesperemos. Verdaderamente la lucha es difícil y a veces no queremos seguir, pero no nos desesperemos ni abandonemos nuestras metas, nuestro general va a defendernos. Dios está siempre en el tiempo correcto, sin adelantos ni atrasos. Todos queremos vivir eternamente, ninguno de nosotros quiere morir, todos queremos viajar, conocer gente, probar nuevas comidas, amar y ser amados. Amamos vivir pero la muerte es inevitable, sin embargo la promesa bíblica es de resurrección y de vida eterna. Esa promesa es ofrecida por aquel que jamás incumplió una palabra, fue Jesucristo quien dijo: ¨Yo soy la resurrección y la vida, quien crea en mi, aun estando muerto vivirá¨, por eso vamos a creer, así que si perdimos a una persona por causa de la muerte, el Señor Jesús, autor de la vida, resucitara a esa persona para nosotros. En tal sentido, desde hoy en adelante no temamos a la muerte, ella es un proceso natural.
OREMOS:
Padre de bondad, ayúdanos a ser mejores personas cada día, ofrecer más de nuestro cien por ciento en este objetivo, pues queremos alcanzar todas las dadivas que nos tienes reservadas. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen