Daniel 9:1-2 “En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos,¨ – “en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló Jehová al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años.¨
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Seguridad, tranquilidad, estabilidad, son algunas de las cosas que nos ofrece el hecho de estar en la presencia de Dios, atendiendo a estas cosas notamos la importancia de la constancia en este hermoso habito.
Con toda certeza debemos tener una fecha en nuestras vidas que fue inolvidable, el día de nuestro nacimiento, el día de nuestro matrimonio, celebraciones que cada año recordamos, existen celebraciones de todo tipo para recordarse e incluso para olvidarse, quizá para mucho el año pasado es un año para ser olvidado. En el texto de hoy nosotros encontramos a Daniel y nosotros tenemos aquí un año de ascensión del rey, estamos hablando aproximadamente de quinientos cuarenta años antes de Cristo aproximadamente, pero lo que ocurre que es sensacional porque Daniel nombra este año varias veces en el texto, se regresamos al capítulo cinco, ese fue el año en que Babilonia fue sometida, por la media persa, cuando Darío asumió el trono del reino, ese también fue el año en que por causa de una conspiración Daniel fue lanzado en la cueva de los leones, y también fue el año en que estaban buscando respuestas para entender una perturbadora visión que se había tenido hace trece años atrás, ¿Podemos ver que el primer año del reino de Darío para Daniel fue un año intenso demás?, pero también fue un año emocionante pues el percibió que Dios le dio entendimiento y que la prisión Babilónica estaba llegando a su fin, entonces, independientemente de cuan intenso este siendo el año para nosotros, el pasara dejando marcas y también bendiciones, siempre recordemos que Dios esta con nosotros.
OREMOS:
Padre de amor, colocamos nuestras vidas en tus manos para que nos lleves a una mejor posición, queremos cumplir tu voluntad siempre y ser mejores siervos cada vez. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen