Romanos 2:4 ¨ ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?¨
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz día, es una gran alegría poder comenzar el día estando juntos reunidos alrededor de la Biblia, pues este libro contiene escrita la palabra de Dios, la cual es el alimento para nuestras almas en este camino hacia la salvación que seguimos lo cristianos y que todo el mundo debería seguir tambien.
El pasaje bíblico de hoy escrito por el Apóstol Pablo nos trae una importante lección la mente de Dios que actua en la naturaleza es la misma que habla al corazón de las personas y crea en ellas un irresistible deseo de obtener algo que no poseen, las cosas del mundo no satisfacer el corazón, el espíritu de Dios insiste con las personas para que busquen aquello que de hecho puede traer paz y descanso, por influencias visibles e invisibles, nuestro Salvador Jesús está constantemente actuando para atraer la mente de las personas de los placeres ilusorios del pecado para las bendiciones infinitas que por medio de Cristo podemos alcanzar, ¿Sera que tenemos el deseo de corazón de obtener algo mejor que lo que el mundo puede darnos?. Reconozcamos la voz de Dios hablándonos a nuestra mente, pidamos que nos sea concedido el arrepentimiento, que nos sea revelado Ceisto en su infinito amor y perfecta pureza, el va a hacer eso, nunca olvidemos que cuando contemplamos al Salvador, su luz nos ilumina y es en ese punto que podemos observar claramente nuestra pecaminosidad, puede ser que como Nicodemo nosotros nos enorgullezcamos de decir que hemos vivido de manera justa como también dice el joven rico, que nuestra conducta moral es correcta y así pensar que no requerimos humillar nuestros corazones delante de Dios como pecadores comunes, pero cuando la luz que viene de Cristo brilla en nuestros corazones pasamos a ver que somos impuros, discernimos nuestros motivos egoístas, nuestra enemistad contra Dios que ha manchado cada acto de nuestras vidas, solo entonces reconoceremos que nuestra justicia en la verdad es trapo de inmundicia y solamente la sangre de Cristo puede limpiarnos de la impureza del pecado y renovar nuestros corazones, es un simple rayo de la pureza de Cristo que entra en nuestros corazones lo cual torna visibles todas las manchas e impurezas para revelar nuestras deformidades, los defectos de nuestro carácter, entonces hoy que Dios nos ayude a transformar nuestros corazones egoístas y amantes de si mismo en un corazón sensible a la voz del Espíritu Santo.
OREMOS:
Padre querido, quita de nosotros ese corazón de piedra y coloca en nosotros el corazón de carne sensible a tu Espíritu y que podamos entender que salvación solo se consigue estando en armonía con tu palabra y tu voluntad, por eso ven a habitar en nuestro corazón, sálvanos del pecado. Son las peticiones que en nombre de Cristo te hacemos.
Amen.