24 de Marzo: Hambre de Jesús

Juan 6:35-37 “ Jesús les dijo: Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás..¨ – “ Mas os he dicho, que aunque me habéis visto, no creéis.¨ – “ Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.¨

 

 

 

 

 

Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz Día, siempre es bueno reunirnos para estudiar la palabra de Dios, estas reflexiones fortalecen nuestra alma, por esa razón precisamos compartirlas con nuestro prójimo, porque necesitamos hacer que el crecimiento en el conocimiento de la obra de salvación sea tenido por todo nuestro prójimo, para que puedan ser encaminados hacia una vida de victorias y bendiciones.

 

 

Hambre y sed son necesidades básicas de todo ser humano, todos nosotros tenemos esas necesidades, y las tenemos todos los días, no es un día por semana, es todos los días, asi el hambre y la sed son necesidades enviadas a nuestro cerebro avisando que nuestro organismo está requiriendo nutrientes, para que la vida pueda ser mantenida y preservada, un mecanismo maravilloso creado por Dios, ahora Jesús está diciéndonos en el texto de hoy que así como tenemos necesidades físicas, ósea que requerimos ingerir alimento, beber agua,  para que la vida sea preservada nosotros necesitamos de él, para ser llenados de vida y vida eterna, es en ese contexto que Jesús se presenta como el alimento Espiritual, el pan que tanto requerimos para vivir eternamente, es lógico que Jesús está usando aquí una figura del lenguaje, para mostrar a la multitud que quedara maravillada con la multiplicación de los panes y de los peces, pero lo que ellas realmente requerían en la vida era de Jesús, requerían alimentarse de él, requerían asimilar sus enseñanzas, su estilo de vida, su manera de orar, su forma de amar y las personas debían reaccionar a eso, ahora otro detalle que el texto nos enseña es alimentarse de Jesús no es solamente conocerlo, en teoría, ni en las profecías a su respecto, su historia, su vida, alimentarse de Jesús va mucho más allá de un simple conocimiento teórico, esa es una enseñanza del texto, así como el alimento debe ser ingerido para que pueda ser procesado en la digestión, para que los nutrientes puedan ser distribuidos en nuestra corriente sanguínea, mediante la sangre y penetren los tejidos, así también ocurre en el aspecto espiritual, así también es alimentarse de Cristo para que la energía que proviene de él, la gracia y el poder inunde todo nuestro ser, precisamos alimentarnos de amor para que nuestra vida sea llena de amor, tenemos que alimentarnos de su bondad para que su bondad en nosotros genere otra bondad, tenemos que alimentarnos de su paz para que nuestros corazones estén en paz, y para donde quiera que vayamos podamos ser pacificadores, ósea llevar la paz de Cristo, tenemos que alimentarnos de su perdón para que nuestras relaciones sean llenas de perdón, tenemos que alimentarnos de su misericordia para que esta misericordia pueda ser extendida a otras personas que también lo requieran, tenemos que alimentarnos de la mansedumbre para demostrar mansedumbre con aquellos que están en nuestro circulo y a nuestro alrededor, tenemos que alimentarnos de su vida para que podamos ayudar a otros a encontrar en el ese camino de la vida, así como requerimos alimentarnos diariamente del pan para tener vida, también requerimos alimentarnos del material contenido en la biblia para fortalecer nuestro espíritu, es por eso que en la oración modelo Jesús dice: ¨ El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy¨, entonces el pan de la vida también debe ser consumido diariamente para que sus virtudes nos sean diariamente transmitidas, y preservadas en nosotros. Entonces, si estuviéremos con hambre y sed de Jesús, podemos ir a él con la certeza de que nos cumplirá la dulce promesa, pues el dice: ¨Aquel que viene a mí, de manera alguna lo lanzare afuera¨, hoy debemos saciar nuestra hambre en aquel que tiene el poder, y por esto debemos orar.

 

OREMOS:

 

Padre querido, muchas gracias por el alimento espiritual que nos fue proveído, que podamos alimentarnos diariamente de Cristo, y que podamos ser testigos tuyo a donde quiera que vayamos, guárdanos en este día. Ayúdanos siempre. Es nuestra oración hoy, que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amen.

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