Salmos 122:1 “Yo me alegré con los que me decían: A la casa de Jehová iremos.¨
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Que bendición es poder reunirnos nuevamente junto a la palabra de Dios, cuando abrimos la biblia es como si levantásemos el teléfono para oír la voz del padre, quien conversa para darnos lineamientos para que podamos tener una mejor calidad de vida.
Ya diversas músicas han sido compuestas con la letra de este versículo bíblico, quizá este salmo no sea desconocido para muchos, puede ser que las palabras iniciales de él sean el inicio de una frase contenida en la pared de muchas de las iglesias que se frecuentan, ese salmo es uno de los canticos que eran entonados por las personas cuando iban camino a Jerusalén, para las fiestas anuales, por eso en algunas biblias esos salmos son descritos como canticos de subida o canticos de peregrinación, en el texto de hoy nosotros encontramos la expresión de alegría de un hijo al ir a la casa de su padre, el salmista de a entender que la casa del Señor es el templo, todavía no solo estar en el templo es motivo de alegría, pero estar en Jerusalén el lugar donde fue edificado el templo, llenaba a todos de emoción, tres razones son presentadas para eso, primero seguridad, protección, firmeza, y estabilidad, ellos estaban allí en la ciudad de Dios, pudiera ser que unión y acogida había en esas peregrinaciones, también se buscaba en la ciudad la práctica de la justicia, y esas cosas contadas por el salmista a lo largo del salmo explican por qué la casa del Señor en Jerusalén era motivo de alegría, en otras palabras, tanto en Jerusalén, como en el templo podían observarse las manifestaciones de la gloria del Señor, al final es la presencia del Señor lo que proporciona Estabilidad, Firmeza, protección, seguridad, unión y justicia.
OREMOS:
Padre de amor, gracias por las maneras en que te manifiestas en nuestras vidas, contribuye con nosotros para continuar firmes en la andanza por el camino de salvación. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen