Daniel 1:8 ¨Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse. ¨
Dios querido, tu que nos das la salvación, dadivas como la sabiduría y el amor de tu palabra, estamos agradecidos por esta oportunidad de esparcir tu mensaje por este medio, permite que llegue a muchas personas, edificando diversos corazones y nutriéndonos de tu enseñanza, bendice el texto que acompaña a tu palabra.
Amados, prometamos a nuestro Dios que con su ayuda daremos lo mejor de nosotros para vivir tranquilos, que estaremos vigilantes de todas las áreas de nuestra vida, cuidar de las cosas que nos hacen felices, crecer en el camino de la bondad y mantener una genuina fe. Este versículo nos indica que Daniel fue sacado de su tierra, de estar junto a sus padres a los diecisiete años, le quitaron su nombre y le dieron otro nombre, le despojaron de sus ropas, pero no le quitaron su carácter, ni las decisiones que él había tomado. Esto nos quiere decir que el enemigo puede despojarnos de nuestros bienes pero jamás podrá despojarnos de nuestro carácter adorador, de nuestra esencia personal, de aquella unción que Dios nos ha dado. Hagamos como Daniel que se mantuvo puro en medio de aquella Babilonia, tengamos esa misma resolución, mantengámonos puros en este mundo de constante exposición al pecado, seamos vigilantes para que no seamos afectados por el ataque del enemigo, apeguémonos al bien y alejémonos del mal.
OREMOS:
Bondadoso padre, colocamos nuestra vida en tus manos, condúcenos y oriéntanos para servirte en todo momento, llévanos a tomar las decisiones correctas para agradarte y glorificarte. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen