Deuteronomio 11:26-28 » He aquí yo pongo hoy delante de vosotros la bendición y la maldición: » – » la bendición, si oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, que yo os prescribo hoy, » – » y la maldición, si no oyereis los mandamientos de Jehová vuestro Dios, y os apartareis del camino que yo os ordeno hoy, para ir en pos de dioses ajenos que no habéis conocido. «
Padre Adorado, edifica nuestra fe, pues por la fe en tu hijo Jesús, llegaremos a ti. Extiende tu bendición sobre este material para que sirva de semilla que contribuya a transformarse en planta dadora de frutos, cautivando los corazones de las personas que hoy nos nutrimos de tu enseñanza.
Amados, que la paz del Señor esté con todos y seamos siempre bendecidos. Así como una madre se preocupa por adornar a la hija, así Dios quiere adornar nuestras vidas, acomodando nuestro carácter por este motiva el nos da indicaciones, nos corrige, nos somete a pruebas, perfecciona nuestras cualidades, nos hace progresar, superar los más distintos obstáculos, nos mantiene libres de todo mal, el es nuestro Padre Celestial, todos los días tenemos diversas oportunidades de glorificar a Dios comportándonos de la manera correcta, tomando decisiones acertadas, siendo ejemplo positivo para otros, sembrando y cosechando el bien. En estos versos Moisés ya anciano, está dando uno de sus últimos discursos para el pueblo de Israel, él les propone vida o muerte, bendición o maldición, invitándolos a escoger la vida, indicando que si mantienen la obediencia a los mandatos de Dios, seguramente se podrá progresar, tener alegría, vida, paz, y todas las cosas serán bendecidas. El espíritu de obediencia es algo que nosotros debemos tener, para glorificar a quien todo lo hace por nuestro bienestar, por este motivo le debemos fidelidad a él, pero también esta la otra opción que se refiere a seguir nuestro propio camino de desobediencia y rebeldía, aunque lamentablemente eso será nuestra perdición, pues actuaremos de manera inapropiada, cierta vez el Rey Salomón planteo la necesidad de encomendar nuestros caminos a Dios debido a que ello sería beneficioso. El ser humano debe reconocer su pequeñez ante la grandeza de Dios, por ello es necesario incluirlo en todos nuestros planes, consultarle, clamarle, tener un vinculo profundo con él, obedecer estrictamente a sus dictados y con certeza absoluta alcanzaremos bendición.
OREMOS:
Padre de amor, ayúdanos a mostrar un comportamiento adecuado, obediente y semejante al de Jesús, sabemos que solo cosas buenas deseas para nosotros, por tanto queremos seguir estrictamente tus mandatos. Contribuye con nosotros para mantenernos firmes en el camino de la salvación. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen