Marcos 2:11-12 ¨ A ti te digo: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa. ¨-¨ Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: Jamás hemos visto cosa semejante.¨
Padre Adorado, edifica nuestra fe, pues por la fe en tu hijo Jesús, llegaremos a ti. Extiende tu bendición sobre este material para que sirva de semilla que contribuya a transformarse en planta dadora de frutos, cautivando los corazones de las personas que hoy nos nutrimos de tu enseñanza.
Amados, en la vida más allá que solo pedir mejoras, debemos llevar constantemente al prójimo esperanza, paz, alegría y otras muestras de bondad que incentiven al progreso por el buen camino hacia la santidad, en este sentido cada vez que compartimos este material con alguien, nuestra acción expresa que nos importa la vida de esa persona y queremos ofrecerle la posibilidad de alcanzar la mejoría apegados al cumplimiento de la voluntad del padre. En el versículo de hoy, se hace referencia a la experiencia que cambia nuestras vidas al tener a Dios con nosotros presente en cada acto, así cuando alguien se aventura a tener una experiencia de vida próxima a Jesucristo, esa persona vera cosas nunca antes vistas, vidas transformadas, personas que parecían tener un corazón de piedra ablandarlo para seguir el camino de Jesús, pues el tiene la capacidad de transformar el corazón de aquel que parecía ser insensible, veamos que el hizo eso con Saulo por ejemplo, un hombre que odiaba al cristianismo, un hombre que perseguía, mataba, apresaba a todos los cristianos, pero Jesús lo observo y lo transformo, lo convirtió el Pablo uno de sus Apóstoles, notemos que Saulo cayo hacia lo más bajo pero Jesús lo rescato, restauro y mejoro su vida de manera sorprendente. Todos conocemos a alguien con el corazón de piedra, reacio a creer el Jesús, quizá ateo, insensible ante las cosas de lo alto, pero creamos que nuestro Dios es mayor a cualquier barrera pueda ser creada, incluso aquella dispuestas por las mismas personas como autodefensa de su estilo de vida, no desistamos de las personas que amamos. Para eso requerimos creer, orar y actuar con amor para que esa historia del sujeto insensible sea cambiada por el poder divino.
OREMOS:
Padre de bondad, gradecemos porque cuando estamos con Jesús percibimos cosas que jamas imaginamos, gracias por el poder sobrenatural que tienes para protegernos, ayudanos a alcanzar la mejoría cumpliendo tu voluntad. Así pedimos, en nombre de Jesucristo tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.
Amen.