17 de Agosto: Santiago, Hermano de Jesus

Juan 7:5  “Porque ni aun sus hermanos creían en él. “

 

 

 

Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz Día, el tiempo pasa y nuestra amistad con Jesús se fortalece, orientándonos por el correcto camino para llegar al Padre Celestial. Compartamos esta bendición con nuestro prójimo, en todo momento, interactuemos con los demás recordándoles que Dios les ama.

 

 

Hoy vamos a reflexionar sobre la vida de Santiago hermano de Jesús, aunque no hayan muchas referencias de la vida de él, podemos mencionar la impactante transformación que Dios realizo en su vida, la primera vez que Santiago entra en escena en la Biblia es después de un matrimonio que hubo en Canaán de Galilea, pero es solo una mención pero si fuéremos un poco más lejos en el evangelio de Juan, veremos lo que Juan dice respecto a Santiago y a sus hermanos. La afirmación que contiene el versículo que inicia este texto, es tremenda, porque los hermanos de Jesús incluyendo a Santiago, no creían en él, y aunque Santiago sea mencionado en otros textos, poco se dice sobre el hasta el libro de Hechos de los Apóstoles, donde Santiago aparece en escena de forma inesperada, como una autoridad en la iglesia cristiana, paso de no creer el Cristo a convertirse en una autoridad de la iglesia de Cristo, y por encima de todo Santiago se presenta como líder del concilio de los Apóstoles, la reflexión que podemos hacer hoy es que no importa cual sea nuestro pasado, Dios quiere entrar en nuestras vidas para transformar nuestro presente y nuestro futuro, quizá por mucho tiempo rechazamos a Dios, no creímos en Dios, despreciamos hace un tiempo su palabra, quizá resistíamos a la voz del Espíritu Santo, y por eso pecamos eso hace pensar que no hay oportunidad para nosotros, pero no pensemos así, recordemos que Dios es especialista en dar nuevas oportunidades, Dios tiene un propósito para nosotros y la misma transformación que hizo en Santiago, la hará en nosotros, pero ¿Vamos a permitir que Dios haga esa obra en nuestras vidas?.

 

 

OREMOS:

 

Padre querido, gracias por tus promesas y orientaciones, recíbenos en tus brazos y opera la transformación que requerimos para ser mejores siervos, cumplidores de tu voluntad. Contribuye con nosotros siempre. Es nuestra oración hoy, que hacemos en nombre de Jesucristo tu hijo, en nombre de quien todo lo concedes.

 

Amen.

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