2 Corintios 1:3-4 ¨ Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación,¨- ¨ el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que podamos también nosotros consolar a los que están en cualquier tribulación, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios.¨
Amados, que Dios alcance nuestros corazones en este momento y que la buena obra que inició en nuestras vidas pueda ser completada. Algo grande vendrá para quienes tienen una fe inalterable, para aquellos que sin ver confían, continuemos esparciendo el mensaje hacuia todo lugar y por todos los medios con el objeto de llevar la verdad de la palabra bíblica a todos los corazones que precisan conocer a Dios.
Con toda certeza al pasar por algún momento de desolación, nos habremos preguntado la razón por la cual pasamos momentos amargos, pero podremos sacarle provecho a las desolaciones, el texto de hoy nos trae una posibilidad muy bonita, el apóstol Pablo está garantizándonos de que cuando estamos devastados es Dios quien nos consuela, él tiene el poder de transformar esa desolación en una gran bendición, porque al recibir consolación de Dios en un momento de tribulación, ese mismo consuelo puede ayudarnos a consolar a alguien o a marcar un ejemplo para que los demás perciban como superamos una aflicción, entonces las cosas que recibimos también las compartimos con otros, puede ser que entre los lectores de este sitio, haya alguien que se encuentre devastado y arruinado, sepamos que Dios esta confortando a esta persona, y seremos utilizados para traer consuelo a la vida de otras personas, porque esa valentía que el nos da, es la valentía que otros recibirán, vamos a orar por ese consuelo de parte de Espíritu Santo.
OREMOS:
Padre de Amor, gracias por las bendiciones que nos otorgas y las que seguirás otorgándonos, valoramos la enseñanza contenida en tu palabra con la cual nos nutres cada día, consuélanos y contribuye con nosotros para sacar el mayor provecho a las adversidades. Son las peticiones que, en nombre de Jesucristo, tu hijo hacemos en nombre de quien todo lo concedes.
Amen.