Juan 1:14 “En paz me acostaré, y asimismo dormiré;
Porque solo tú, Jehová, me haces vivir confiado.¨
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz día, que bueno es estar juntos otra vez y sacer que las misericordias del Señor se renovaron, por eso estamos con vida y hay posibilidad de arrepentimiento, salvación, y es por ello que cada día precisamos reflexionar en la palabra de Dios, como estos materiales nos benefician bastante en nuestra caminada por la salvación, vamos a compartirlos en todo lugar donde nos sea posible, con el objetivo de atraer a más almas a los caminos de Cristo.
Cristo vino al mundo para revelar el carácter del Padre y para redimir a la raza caída, el redentor del mundo era igual a Dios, de hecho él mismo dijo que EL PADRE y él eran uno solo, su autoridad era la misma que la autoridad de Dios y por esa autoridad es que operaba milagros, él declaro que no tenía existencia separada del Padre. Como legislador, Jesús ejercía la autoridad de Dios, sus órdenes y decisiones iban apoyadas por la soberanía del trono eterno, la gloria del padre se revelaba en el hijo, Cristo manifestó el carácter del Padre y aquellos que habían visto al hijo habían visto al padre, todavía los evangelios informan que Cristo fue malinterpretado por los Judíos, porque no existía constantemente una ley escrita en las tablas de piedra, solamente su obra era invitar a hombres y mujeres a aprender de él, pues era una representación viva de la ley de Dios, él sabía que persona alguna podría apuntar defecto alguno en su carácter o forma de actuar, Cristo tuvo un carácter Santo, Divino, Jesús hablaba con certeza y no con repeticiones de palabras y figuras familiares, la verdad cuando salía de los labios de Cristo ella era revestida de nuevas ropas, que contenían la frescura de una nueva revelación, sus palabras se revestían de fervor y confianza, apropiados a su importancia, y a las graves consecuencias implicadas en su aceptación o rechazo, Jesús fue la luz del mundo que vino de Dios con un mensaje de esperanza y salvación para los hijos caídos de Adán, si hombres y mujeres lo recibieran como salvador universal, el promete restaurarlos a todos y a redimirlos a todos del pecado, por eso hoy contemplemos a Cristo y aceptemos su propuesta, su invitación a recibirlo como salvador personal.
OREMOS:
Padre de amor, gracias por tu palabra en este día, colocamos nuestras vidas en tus manos para que conduzcas nuestros destinos hacia el punto de mejor cumplimiento de tu voluntad, que podamos ser siervos agradables a ti cada día. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen