Filipenses 1:15 “Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad.¨
Amados, que la bendición siempre esté presente en nuestras vidas y que seamos cumplidos con todos los mandatos de Dios. Feliz día, renovemos diariamente nuestro compromiso con Dios, continuemos desarrollando el hermoso habito de reflexionar sobre la palabra contenida en la biblia, pues ella constituye el manual de instrucciones para aquel que desea tener una vida mejor. Compartamos también este material para traer a más personas en todos los lugares a un reencuentro con Jesús, porque él es el único camino que conduce al Padre.
¿Qué es motivación?, ella comprende un conjunto de procesos que dan al comportamiento una intensidad, una dirección determinada, una forma de desarrollo propio de la actividad individual, en un lenguaje más simple podemos afirmar que motivación es aquel combustible que nos mueve a buscar y a hacer más y más cosas, en el texto de hoy nosotros encontramos una tarea muy importante para quien es cristiano, a saber la proclamación de Cristo, la palabra proclamar proviene de un término griego que significa anunciar públicamente como un mensajero, y por lo que nos informa Pablo algunos hacían esto de buena voluntad por no solo ser transmisores del mensaje sino objetos del mismo, con todo otros estaban haciendo lo correcto pero con la motivación errada, estaban predicando motivados por la envidia, rivalidad e interés personal, por ese motivo debemos detenernos a reflexionar sobre nuestra verdadera motivación al predicar a Cristo a las personas, seria buena voluntad o rivalidad, debemos considerar si nuestra verdadera motivación es mostrar a los otros lo equivocados que están o cuan ciertos estamos nosotros, al abrir la biblia para cualquier persona hagamos eso con sentimiento de paz no de combate, cierta vez un autor famoso expreso que el evangelismo, es un mendigo contándole a otro donde encontrar pan. El propio Pablo admite que para quien está recibiendo el mensaje de evangelio nuevamente poco importan las intenciones del predicador, al final Cristo va a ser anunciado y la persona que está recibiendo el mensaje podrá ser salvo, ahora ¿No sería más provechoso que anunciáramos a un Cristo que verdaderamente ha ocasionado cambios maravillosos en nuestras vidas?, en lugar de predicar con envidia, rivalidad o interés personal, si nuestra motivación en el evangelismo ha sido egoísta, entonces que ese Jesús que anunciamos pueda transformar nuestras vidas, así tendremos el poder para ayudar a otros a ser transformados.
OREMOS:
Padre de amor, muchas gracias por cada día recibir tu evangelio y los sabios consejos, que podamos hoy compartir con otras personas las bendiciones que nos otorgas, no por envidia, ni contienda, sino por amor y que podamos dar ejemplo de las conductas agradables a ti. Peticiones que hacemos en nombre de Jesucristo, tu hijo en nombre de quien todo lo concedes.
Amen