Mateo 26:51-52 ¨Pero uno de los que estaban con Jesús, extendiendo la mano, sacó su espada, e hiriendo a un siervo del sumo sacerdote, le quitó la oreja. Entonces Jesús le dijo: Vuelve tu espada a su lugar; porque todos los que tomen espada, a espada perecerán.¨
Amados, una vez más nos encontramos cubiertos por un manto de protección, tranquilidad, calma, y, amor, que Dios nos otorga, para disfrutar en este momento, de sus sabios consejos, y, enseñanzas, contenidas en su palabra, atendamos a su preciosa orientación. Dios tiene un gran corazón, y, nos demuestra su amor, todo el tiempo. Difundamos este material, para bendecir a más personas y lugares.
Este texto bíblico describe el momento en que Pedro, ese discípulo de Jesús corto la oreja de uno de los soldados romanos, de aquellos que vinieron a humillar a Jesús, y, a meterlo preso. Cuando Jesús estaba allí con sus discípulos refugiado en el jardín del Getsemaní, Pedro era conocido por su personalidad desequilibrada, lo que a veces, lo llevaba, a tener actitudes impulsivas, y, violentas, ese comportamiento demostraba que Pedro no había aprendido las lecciones de amor, y, las leyes que Jesús enseñaba, siendo que Pedro era entonces un estudiante de baja gama, pero con sus fallas ese hombre desequilibrado emocional, se convirtió en un gran líder de la Iglesia Cristiana Primitiva, y, uno de los más fieles seguidores de Cristo, esa fue una transformación extraordinaria, actualmente muchas personas, que poseen esa personalidad de Pedro, andan sueltos por allí, practicando lo del ¨Diente por Diente¨, ha sido así y la tendencia es a empeorar, las personas están cada vez más impacientes y rabiosas, el Cristiano tiene el deber de ser diferente, aunque sea igual, pues tenemos la tendencia a pecar como todos la tenemos, hay que ser diferentes, porque así como Pedro fue transformado, y, en Cristo se convirtió en un nuevo ser, nosotros estamos llenos de discursos lindos, frases maravillosas, pero cuando somos puestos contra la pared, el material, del que somos hechos, aparece, si la cascara de la religiosidad fuera solo de apariencias, la fiera dentro de nosotros despierta y no recordamos la falsa utopía, en la que vivimos de mentira, así que nuestro discurso de cristianos debe ser tan fuerte como nuestras actitudes, frente a los momentos donde vivimos injusticias, y, tendemos a llenarnos de ira, en la lucha diaria contra nuestra naturaleza inferior, solo queda parado, quien está de rodillas, solo en Dios mantenemos controlado al viejo hombre, solo en oración, podemos resistir a la tentación y al pecado, solo por medio del poder de Dios es que vencemos al Pedro desequilibrado que está en nosotros, la vida es acción y reacción, pero Cristo cambio todo, perfumo la rabia ajena con bondad, curo las orejas en las persecuciones, el acepto con paciencia el beso de la traición y murió por todos sin excepción, cuando oramos por nuestros enemigos, y, comenzamos a mirarlos como esclavos de sus elecciones, entonces, estamos al inicio del verdadero camino, luchar contra nuestra naturaleza pecaminosa no es fácil, pero cuando Jesús entra no existe espacio para el mal, cambiemos en nombre de Jesús.
OREMOS:
Padre amado, ayúdanos para ser mejores siervos, para ser cumplidores de tu voluntad siempre, y, poder darte la gloria en todo momento, porque en medio de esta fuerte batalla nos haces destacar. Ayúdanos siempre. Peticiones que te hacemos en nombre de Jesucristo.
Amen.